Hm. -Se encogió de hombros cuando cerró la puerta, poco interés le quedaba de todas formas y ya estaba por partir. Agradeció la cálida despedida, pues esa vez caminaría con pasividad hasta su hogar, iría sin más a la boca del lobo una vez más hasta que finalmente su chiquero lo abrazara con la cautividad que despide esa habitación que llama "casa".-
disculpen el vocabulario de mi amigo, es más joven que yo y piensa como señor divorciado con 6 hijos, es un amargado. – Los médicos tan solo rieron y así partieron. Al ver al hombre se levantó del suelo y así se encaminó a su puerta pero antes de que ella pasará esa puerta se giró y le miro .– Ahora, busca otra alma y a mi déjame en paz .– Dicho aquello cerro la puerta detrás de si, estaba sin duda alguna bastante molesta .–
Af... -Tuvo que ofrecer la cuenta de Ebetsu, por suerte estaba afiliada al Banco Regional de Toronto.- Mocosa de mierda.-Claro, ¿con qué cara le decía mocosa? John tenía 22 contra sus 25, pero el demonio tenía una mente mayor, una consciencia de la antigüedad que trasciende la mortalidad tan nimia en sus contrarios.
Miró con desdén, el enfermero se retiraba por fin en el carro, finalmente los ojos se posaron en la mujer de nuevo.- Supongo que terminamos. -Concibió esa opción, la de irse, al menos hasta que volviera a sentir interés por su muerte. Miró a las afueras de su hogar, que vista tan contrastante con los barios bajos.-
¿Hueles eso? Huele a mentira, pero que gran mentiroso eres. – El chico que le atendía tan sólo les Observa de forma curiosa, y una vez termino su trabajó después de vendar sus brazos elevó la mirada , le señalo .– No olviden pedir cuenta bancaria a mi "mejor amigo" el pagará esto .– Ella no iba a pagar por aquel servicio el los llamo que se haga responsable de aquel desastre fue entonces que el enfermero regreso pidiendo los datos al policía .–
Me sorprende y me extraña, son tan incongruentes con sus valores. -Rechista mientras la ve irse, se acercó al rato sólo para ver cómo ella era cosida por el personal de sanidad. Allí oyó a la mujer nuevamente y suspiró.-
"Sólo me preocupo por ti", cuando te dije que "no dejes de ser" no me refería a esto. -Empezó a actuar, ahora que habían testigos por los cuales una tapadera sería lo más correcto. Otro enfermero se acercó a preguntar, siquiera por si el oficial fuera confundido con algún amigo o pariente. Sólo le enseñó la placa en la billetera.- Somos conocidos, puedo encargarme de lo que falta. -Eso debería calmar cualquier curiosidad, la ley en Japón al parecer era mucho más respetada que en América. Eventualmente ellos cumplirían su trabajo y se irían.-
Vaya mierda entonces, estoy segura aún así de que no, la taza de mortalidad por suicidio es alta. – Dijo sin más poniéndose en pie ya que las sirenas se oían mucho más cerca, al oír sus comentarios miro su casa y a diferencia de la de él claro era mucho más. – Bueno, ni idea porque vives en aquel lugar .. este no es lujoso pero sin duda es mejor . – Abrió la puerta y así se sentó en. Borde dónde mostró loa cortes al enfermero .– Puedo hacer suturas aquí mismo? No quiero ir al hospital .– El enfermero no se negó a curarle no eran heridas muy difíciles de tratar .– Y no, además eres el único que molesta .
Poca gente queda por molestar en Japón. -Se sentó en el sofá, prudente distancia de la mujer desde donde la miraría de reojo, apenas para notar la mirada, algo que le agradaba era esa sensación de molestia que daba su mera presencia, era casi un logro para él.
No tuvimos un pacto, no puedo reclamarte si mueres. -Se recargó contra el respaldo, suspiró.- Que lujosa casa. -Miró el techo, lo más espléndido del lugar desde luego, a lo lejos ya se podía oír el breve sonido de las sirenas, tal vez un minuto más.- Además de que pedí tu expediente, ¿cuántos intentos de suicidio pensaste necesitar para que tengan tu dirección en la lista de "usuales"?
@Mephistopheles Namtar: – Su ceño se frunció este hombre era una molestia aparecía cada que intenta quitarse la vida, y de plano siempre llama a la ambulancia . Un bufido se escapó de entre sus labios, si, estaba muy molesta . Sujeto una toalla colocando está en el brazo que tenía mayormente lastimado, pasando así por su lado para tomar asiento en el sofá de su pequeña sala .– ¿ Que no tienes a nadie más que molestar? Cada que intento quitarme la vida apareces tú .. – De hecho le parecía súper extraño que él entro a su casa además de que sabía dónde vivía ¿Acaso le siguió.? – La pregunta es ¿Cómo sabes dónde vivo?
Tarde. -Colgó justo a tiempo, tal vez tardarían pocos minutos en llegar, mientras tanto el demonio se acercó a la bañera, se quedó mirando cada segundo de esos cortes y de la sangre corriendo.- Sabes que no llegarás a morir a tiempo, y sécate, hace frío fuera.
-Y como llegó, se apartó de ella, no le importaba realmente si viviera o no, si ella de verdad quería morir tarde o temprano lo haría, pero no sería culpa de él, nadie podría imponer ese deber o responsabilidad, por eso parte de su afán por salvarla fue eso: desligarse de ella.-
Que dejes de llamar a la jodida ambulancia de una buena vez .– Se levantó del suelo, fue al baño llenando la tina del baño donde adentró. Volvio a tomar la una cuchilla de así abrió el otro lado de su brazo dejando dentro del agua sus brazos . Por lo que poco a poco se comenzó a teñir en un rojo carmín. –
