—En efecto, es algo importante. -Fijó su vista en el muchacho, mientras tomaba un pequeño bocado del alimento recién servido.-

—El hombre actual es malvado, no tiene respeto por nada. La antigua reliquia del templo del aire ha Sido robada, Cham Cham debe recuperarla porque Cham Cham será próximamente la guardiana de ese templo, es mi deber hacerlo, si deseo ser reconocida por el Tlayacanque y los dioses. Sin embargo, mis pistas me han guiado hasta su hogar, no esperaba encontrar Anyel, pero me alegra que así haya Sido.

-Masticaba lento mientras le escuchaba, su mirada estaba fija en el rostro de aquella chica durante todo su dialogo, tragó, aclaró un poco la garganta y decidió responder entonces.- ¿Pistas? Entonces si es una gran coincidencia que vengas justamente al lugar donde vivo.

-Deja la cuchara en el plato, toma el vaso y bebe un poco del té helado para refrescar la garganta.- ¿A qué te enviaron? Si lo pones así, suena a que es algo importante, ¿Una persona, algún objeto? Quizá pueda ayudar como tu me ayudaste aquella vez.

—Honestamente, nunca había llegado hasta aquí, Anyel... Sé que puedo decirte el objetivo de mi presencia en tu hogar. -Mencionó inclinando levemente su rostro sin probar bocado alguno, mostrando esos modales bastante arraigados a su cultura.-
—Sin embargo... -Prosiguió carraspeando un poco su garganta aún sin consumir de los alimentos.- —Las pistas me guiaron hasta aquí... No pensé encontrarte, pero me alegra volver a verte... Quizá los hombres de buen corazón siempre se reúnen al azar del sabio destino. Masamune-sama lo dijo en algún momento y en tiempos de guerra, cuando luchamos juntos...

¿Segura? -Cuestionó un instante pero simplemente deja el tazón con mas arroz cantones frente a la joven. El muchacho entonces vierte el té frío en el vaso de ella y luego el suyo.-

¿Hace cuanto no venías por estos lados? Porque ahora que lo pienso, todas las ocasiones en las que te vi, fue muy por fuera de la ciudad. -Preguntaría mientras toma su cuchara para comenzar a comer con calma mientras le prestaba atención a la joven de cabellos verdes.-

-Estaba realmente sorprendida como aterrada, tal explicación podía aclarar mucho de lo que había visto hasta el momento, intentando digerir todo aquello que Anyel explica con gran paciencia y que ahora Cham Cham debe reconocer, por no decir que, ambientarse por completo.-

—¿Ah? S-Si... Así está bien... Gracias. -Cham Chan esperó al joven, incluso ella no comería sino que después del pelinegro por la sencilla razón que él le había salvado y ella se encuentra en un hogar ajeno.-

-El muchacho corrió un poco una de las sillas y colocó en la mesa frente a esta su respectivo plato, cuchara y vaso, escuchaba atento las palabras de la joven, entendía su frustración, sin embargo no creía tener una respuesta correcta o una explicación para sus dudas.-

Todo cambia... Para bien o para mal. -Hace una pequeña pausa, acomodando ahora lo que él usará para comer y beber.- El avance en tecnología cambió muchas cosas... Ahora el poder no es la fuerza o el honor de un guerrero... El poder ahora es el país que posee mas dinero, mas recursos y fuerza militar... Ciertamente, muchos dicen que los humanos deberíamos extinguirnos, tal vez sea cierto...

-Saca la taza, la destapa y comienza a servir la comida en ambos platos.- ¿Así o mas?

-Cuán dulce y ecuánime, acató toda indicación del joven, adentrándose junto a él dentro del domicilio.-

—Anyel... -Le mencionó en esa precisa voz característico de ella.- —Quizás los dioses... O el aura de aquel samurai me guiaron hasta aquí... Todo es tan cambiado,... Cham Cham no entiende mucho de éste sistema... Éste sistema es... Oscuro, carente de las.leyes que predomina pero no lo ejerce. ¿Porqué Anyel? ¿Porqué?

-La chica respiró con mucha fuerza y profundidad, teniendo la extraña sensación que algo había hecho mal y posiblemente el joven esté comenzando a cansarse de la actitud que había tomado en los últimos momentos.-

-La caída fue un poco violenta, el suelo incluso se sacudió bajo los pies del muchacho ante la fuerza que usó para amortiguar el descenso. Habiéndose reincorporado y ella bajado de su espalda. Anyel ingresó a su casa por la puerta trasera, invitando a la chica a pasar.-

Deja mi mochila en la mesa. -Indicó el chico mientras señala y posteriormente se dirige a la cocina en busca de dos platos, dos cucharas y una jarra llena de té frío junto a dos vasos de vidrio. Iría con la chica una vez tomara todo lo necesario.-

-Poco a poco iba entendiendo la situación del momento, entrelazando detalles y cuestiones de ahora y del antes. La voz de Anyel y la llegada a su hogar, raptaron la atención de la excéntrica chica.-

—S-si, claro... -No dijo más, ahora llevando sobre sus brazos el paquete de comida que aún conserva su temperatura. Así mismo, mientras Anyel abre la puerta y entra a su hogar, la joven Cham Cham agradece tal invitación, siempre demostrando aquellos modales propios de su cultura.-

Si, los del exterior. -Hace una pequeña pausa cuando ella sube a su espalda y él vuelve a erguirse para ponerse de pie.- Cuando este guerrero apareció, descubrimos un nuevo mundo que habita con nosotros, pero el poder del guerrero resulta peligroso y llamativo para esos seres del otro mundo y con solo sentir su presencia se ven tentador a invadir territorio que está prohibido.

-Intenta explicar de manera resumida, la manera en la que, cuando era niño, un miembro de una organización que protege a los humanos les explicó a él y sus amigos como funcionaba todo, en aquel entonces era un niño de 13 años y sentía que no había mejor manera de explicarle a Cham Cham como funcionaban las cosas en esa ciudad.- Te explico mas en casa, ¿Vale?

-Sin mas, dio un segundo salto desde lo alto del edificio, todo era tan preciso que al descender desde lo alto, lo harían justo en el patio trasero de la casa del muchacho.-