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Guardó el examen con resignación en la mochila, y a pesar de los nervios, sonrió y asintió varias veces — Si, tienes razón...seré buen, bonita amable, educada, fina y distinguida, pediré disculpas y le lavare el carro, y a lo mejor me pasa la materia. ¡Gracias por el consejo, bebé, eres el más listo del mundo! — estiró su mano jalando de su chaleco y se encimó un poco sobre la mesa para alcanzarlo y darle un besito en los labios.
¡No tengo la culpa! Fuiste tu la que sacó mal la prueba. -Se inclina al frente para acercarse mas a ella y le miraría fijamente a los ojos.- Mady, nada sexual, lo puedes meter en problemas o hacerle pasar un mal rato.

-Se aleja nuevamente para verle mejor, recostándose otra vez contra el respaldar del asiento.- Solo sé linda, dale un dulce, chocolates, alguna manzana, saluda, despídete con educación, tal vez considere darte el punto que te hace falta.
— ¡Ay pues tú tienes la culpa! — pero hasta roja se había puesto ella al haber dicho eso tan fuerte. Al final trató de tranquilizarse y asintió ante su sugerencia. —¡Un soborno, sí! Con una disculpa pero...uff...¿Que podría darle? ¿Le contrato una...ya sabes...? (?)
-Se sonroja de manera exagerada cuando ella dice aquello, el camarero hace un intento por reír y algunos clientes voltearon a ver a aquella pareja, el azabache se encoge de hombros y mira fijamente a Mady, casi con ganas de jalarle el cabello.-

¡Mady! -Le llamó la atención, poco después llegó el trabajador a atenderles.- Un té helado con miel y limón, por favor. -Pidió y este tras anotar se retiró a preparar la orden de la chica rubia.- Eh, no creo que debas hacer eso. -Continuó con la platica que tenían.- Mejor intenta portarte bien o haz un pequeño soborno, llévale algún dulce, una fruta o algo así.
— ¡Ñaaaa! ¡No me voy a acostar contigo si no me ayudas! — ya estaba en los límites de la desesperación, todos miraron en su dirección. Pero sí, tenía razón, estaba a punto de que le diera algo, así que dejó caer con cuidado la cara sobre la mesa.
— Gracias bebé... Quiero un tecito helado con miel y limón. — dio un profundo suspiro hasta que una idea cayó sobre ella y lo miró ilusionada. — ¿Y si le quemó algo y firmo con mi nombre? Así ya me tendría miedo y me haría caso en todo.
¡Pero todavía no he visto tu materia! -Sabe que su chica suele ser un poco torpe cuando se desesperada, aunque mas que torpe, podría decirse que simplemente no piensa lo que dice cuando se asusta.-

Bah, tranquila, ya verás que pasarás, seguro que te dará ese punto que te hace falta. Ya sé. -Levanta la mano en un primer intento por llamar al mesero.- Pide algo para beber, tal vez te relaje un poco, te me puedes desmayar aquí, Mady.
— ¡Ay, el perro es lo de menos! — bufó desesperada y tras su comentario hasta ofendida parecía, pero era solo el pánico.
— ¡¿Qué?! ¡Pero tú eres guapo e inteligente! Espera...¡Es que no quieres ayudarme! ¡Argh! — se rascó desesperada la cabeza.

— ¡Solo me falta 1 punto para aprobar!
¡Si no tienes apuntes, no tienes con que defenderte! -Hizo una pequeña pausa luego de pensarlo bien, enarca una de sus cejas y mira extrañado a la chica rubia.- Un momento, no tienes perro.

-Ladea poco después la cabeza, mientras golpeaba la mesa con los dedos de manera rítmica.- Y también... no puedo ayudarte como testigo, estás un año superior a mi, ni siquiera he visto tu materia.
Ignoró el comentario sobre suspender, no quería ponerse más nerviosa de lo que estaba — ¡Por supuesto que sé que debo compararlo con mis apuntes! Es solo que mi perro se comió los apuntes — ni perro tenía, pero debía cambiar la conversación — Entonces como te decía, por eso vine contigo para que rectifiques y seas mi testigo de que si hice todo bien
-La mirada del chico se intercalaba entre la rubia y el fondo de aquel establecimiento, bebía lentamente su gaseosa de manera lenta pero continua, a veces se perdía en sus pensamientos, aunque si le prestaba atención la mayor parte del tiempo a la chica. Cuando ella acabó, él apartó los labios del popote y puso la gaseosa sobre la mesa.-

¿Lo llamaste baboso? Te puede suspender. -Recostó la espalda en el respaldar de aquel asiento, colocaba su mano zurda sobre la mesa, dando un par de palmadas sobre esta.- ¿Comprobaste con la materia? Debió tener algún motivo para ponerte mal esa respuesta.

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