¿Rusa? Hmph... No había escuchado ese acento en un tiempo vaya lugar a donde fui a parar joder. — Grita con más dolor al haberse quitado las vendas reprimiendo su dolor sin que ella pueda evitar ser curada por la chica nueva golpeando la mesa tirando sus instrumentos de curación y equipo. Buscando levantarse pero por la poca fuerza que tiene solo resbala en la silla, un claro síntoma de euforia por el intenso dolor ahora solo actúa por instinto y la infección no ayuda jadeando y rabiando hasta caer inconsciente dejando su cuerpo inerte en el suelo.-
— Inquirió levantándose enseguida y yendo al otro extremo de la habitación. En una cajonera pequeña tomó dos rollos de vendaje y desinfectante. Y solo por si las dudas, aguja e hilo para sutura.
La dueña de dicho departamento había salido un momento para encontrarse con arrendatario y pagar la suma de cada mes. Era bastante cerca, por lo que no vio motivo alguno para apresurarse a cerrar con llave.
— ¡! —
Sin embargo, su sorpresa fue grande al volver y ver que en su "estancia" reposaba dolosamente la silueta femenina de una mujer mal herida. ¿Qué era todo eso? ¿Una integrante del bando vecino? Bueno. No parecía una amenaza en ese momento.
— Departamento equivocado, Дорогой. — Inquirió en tono suave a la vez que se acercaba con extrema cautela hacía ella. Su mirar recorrió astutamente las vendas mal trechas y el estado de las mismas. — Eso se ve bastante mal. Solo déjame... — Ni siquiera terminó de gesticular lo que deseaba.
Se acercó lo suficiente para examinarla mejor. Quitando el vendaje con cuidado de lastimarla más de lo que posiblemente dolía. — Да. Es una infección. Tus heridas no han ni siquiera dado señal de haber intentado cerrarse. (+)
Al caer la tarde Kyrie camina dentro de un edificio viejo buscando un lugar para curar sus heridas tambaleándose al subir por las escaleras dejando un rastro de sangre que mancha por arrastrarse por la pared, jadeando y gritando de dolor. En el primer piso encuentra una puerta abierta entrando a ese departamento cayendo en una silla de madera vieja observando por la ventana, con la cabeza pesada por incontables días y noches de guerra mientras busca curar sus heridas. De su mochila toma varios instrumentos de curación pero primero se deshace de su equipo militar que igual que la mayoría de ropa, está manchada e incluso las viejas vendas ya están inservibles. Con gran dolor quita las vendas dejando ver heridas con un dejo de infección lo que aumenta el dolor que no puede detener ni ahogar más hasta gritar haciendo resonar el eco por los pasillos del lugar. Continúa con la curación en sus heridas haciendo lo que puede pues sus manos apenas pueden cargar el alcohol para desinfectar, sus m
