AnubisAnpu

Gracias a la mascarilla cubriendo su rostro, pudo ignorar la fuerte peste que navegaba en el aire y sus alrededores, siendo el olor lo de menos en ese momento, ya que lo necesario es entrar a la ciudad sin ser descubierto.

Llevó la mano derecha a la barbilla y acarició la misma, dejando salir un suspiro lleno de fastidio por tener que pensar siquiera en utilizar aquella habilidad ocular que posee en uno de sus ojos. Una maldición que lentamente va acabando con su vida, por lo que no explota ese recurso al menos que sea completamente necesario.

Ya resignado, levantó el rostro y observó detenidamente la ciudad, tiñéndose las pupilas del ojo derecho en un color carmesí que le permitiría ver a través de objetos sin importar el grosor y distinguir cualquier tipo de energía. Sin embargo, el uso del mismo, como ya se explicó, va expandiendo una especie de sustancia por las venas que acelera en el cuerpo del ninja una mutación Dragonica que, si es completada, ya no existirá un regreso a su humanidad ni conciencia.

─Veamos, veamos─

La concentración para el uso de este poder, era tal, que no se percató de la presencia de su compañero, siendo este un error grave que podía llevarlo a la muerte si fuese un enemigo el que lo emboscara. ─ ¿uhmp? ─ fue grande la sorpresa de escuchar la voz, que dejo de usar la habilidad ocular para mover el rostro a un costado. ─ ¿Qué haces aquí? ─ preguntó al ver a Ankh caminando a su dirección. ─Que estés aquí solo implica que esta misión es prioridad máxima y que no puede existir errores. Maldita sea, la organización nuevamente hace de las suya─

Días atrás, el joven Strider recibió de manos de un hombre curioso una carta que presagiaba una misión importante. La misiva tenía escrito lugar día y hora en la que este debía presentarse. Sin embargo, aquella falta de información hizo que el Ninja llevara la mano derecha a su sien para acariciar suavemente la zona, en busca de comprender la situación. ─ ¿Qué está pasando? ─ se preguntó, cerrando los ojos unos segundos y soltando un suspiro lleno de resignación. ─ La orden del Loto Carmesí no suele ser tan mediocre a la hora de enviar a un asesino a un lugar. ─ Se decía para sí, intentando llegar a un razonamiento lógico que ayudara a comprender la situación.

Es así como la curiosidad de un hombre le lleva a un lugar desconocido a cumplir con lo escrito en una carta. Si de algo podía guiarse, es que la organización no solía hacer las cosas sin tener un motivo. Además, Strider era uno de los más sobresaliente y sus habilidades eran más que efectivas a la hora de ir con sigilo a tierras de nadie.

El viaje solo le tomo 5 días; durmiendo apenas 3 horas por noche para no perder tiempo y llegar como estaba marcado en la carta. ─Por fin─ susurro el joven, quien salía de una sombra a un lado de un árbol de manzanas a las afueras de la ciudad donde se suponía debía estar en 5 horas. ─Esto no me huele bien─ y literalmente no olía bien, ya que una fragancia putrefacta cubría los alrededores de la ciudad, dañando la vegetación, como era el árbol de Manzana de donde había salido.

─Creo que voy comprendiendo las razones. ─ musito, entendiendo que aquella ciudad no era para nada normal y aunque podía sentir la presencia de personas en su interior, no sabía cómo se habían vuelto inmune a ese olor. Era muy parecido al azufre, con carne humana quemada y un toque a algo que no podía distinguir. Además, los muros que rodean el lugar eran altos y robustos y por lo que podía apreciar a la distancia, estaba bien resguardado, nadie podía entrar sin que se dieran cuenta.