— Entonces, tu no me soportabas pero querías estar conmigo porque te resultaba sexy...
Sabía que ese no era el motivo, pero como era costumbre entre ellas le gustaba bromear así. Nina se encuentra con la mejilla de la italiana y deja allí un dulce beso.
— Por eso te marque... Para que fueras mía por siempre, no puedes culparme por querer que la pelirroja sexy de la familia Ivanova estuviera conmigo ~
Recordaba como intentaba llamar la atención de Nina de muchas formas, ah, Antonella era una niña rica pretenciosa que aprendió con Nina lo que era amar a alguien realmente, se lo agradecia.
— Volvería el tiempo una y otra vez para volver a conocerte, Nina
Sutil la pelirroja ríe. No tenía que esforzarse en recordar esos días, fácil recordaba cada momento que vivió junto a Antonella.
— ¿No me gustabas y me entregaba a ti tantas veces? Amor, no seas tonta... Siempre he demostrado mas con mis acciones que con mis palabras. Y Dios, tu siempre me gustaste...
Antonella pensaba muchas cosas, cuando se esta enamorado el mundo entero cambia ante los ojos de esa persona, su actitud, personalidad, estado de ánimo, todo.
— Pienso que está loba puede ahogarte por su exceso de amor, te amo pero no quiero matarte de una diabetes
No la soltaba, se afianzó más a ese abrazo pero yendo a su espalda. Antonella apoyo su mentón en el hombro de la ajena.
— Cuando éramos más jóvenes, está loba no te gustaba... O tal vez si, pero no me lo decías ~
Otra vez... Caía en la coqueteria de esa mujer, había cerrado sus orbes en ese pequeño beso seductor, los abrió buscando respuesta de más.
— Nina... juega conmigo eternamente ~
La azabache se relame despacio sus labios saboreando la presencia de la boca ajena.
— El lobo encaja perfectamente con el bosque y la caperuza... ~
La aprieta ahora con ambas manos por esa espalda baja, acerca su rostro esperando que la pelirroja le rechace, a Antonella le gustaba ese quita y dame entre ambas, aumentaba las ganas en todo sentido.
Los dedos de Nina se acoplan a ese suave agarre de Nella, ladeando el rostro al acercarse hacia su boca. Dejó un beso suave, corto y tentador. Si jugaría bien su papel, debía tentar y mantener interesada a la loba.
Coqueta con esa intensidad galán de la azabache se quedó pensando.
— Si te digo que sucederá, será aburrido y si no te digo, quizás vuelvas a retomar esas idas, cualquiera de las dos opciones terminan en el mismo final de mi parte..
Toma con sus manos las caderas de la pelirroja atrayendola a su cuerpo. Antonella toma una de esas manos que arreglaban su corbata, la sostenía y despacio fue entrelazando sus dedos con los ajenos.
— Te dejo descansar, el lobo no se cansa de cazar...
Con un toque a su espalda baja atrayendola, los pechos ajenos estaban juntos con el busto de la italiana.
