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¿Desea algo mas señorita?
 
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AntonellaBlack · 26-30, F
- Se donde podemos negociar...

La lleva abrazada por sus caderas a su habitacion.
— Mi forma de pago no es apta para este sitio...

Ronronea con nuevas ideas perversas en su mente. (?)
AntonellaBlack · 26-30, F
Pasa los dedos de su diestra acariciando su mejilla y arreglando un mechon rojizo llevandolo detras de la oreja de la rusa.

- ¿Que ofreces como pago?

Ladea su cabeza un poco mirandola encantada.
— Mnh...

Por esas provocaciones sonríe, apretando los labios y empujando un poco más con el torso a su amada.

— Un momento... Eso no se escucha como una actividad relajada. ¿No se puede negociar el pago?
AntonellaBlack · 26-30, F
Los ojos rasgados de Antonella no dejaban de mirar a la rusa observando sus labios y luego su mirada, mordiendose sus labios provocativa sonrie.

- Lo que el cliente diga ~

Susurra al acercarse a esos labios suaves, dejando una lamida atrevida y descarada.

- Esta bartender quiere su propina con una muy ... muy... pero muy... buena cabalgata encima...
Asiente con la cabeza, hipnotizada por esa mirada grisácea que su esposa poseía.

– Digamos que el bar ya cerró y podemos relajarnos ~ ¿No se oye bien?
AntonellaBlack · 26-30, F
- Dimelo conejita linda ~

Diria galante la azabache estando acorralada por su mujer en esa divina cercania coqueta de la pelirroja. Murmuraba en sus labios cerca, sentir el pecho de Nina contra el suyo le hacia desearla mucho.

- ¿Ya te quieres poner traviesa?
Con calma respondió a sus besos, incluso a pequeñas y nada inocentes lamidas en sus labios. En ese abrazo Nina empuja con su pecho a la italiana, hasta que la espalda de ésta queda contra la barra.

— Se me ocurrió una idea...

Canturrea maliciosa sobre su boca.
AntonellaBlack · 26-30, F
La atrapa en sus brazos colocando su mejilla con la contraria.

- Es que me lo imagino e igual mato a los peluches (?)

Acaricia con sus manos las caderas ajenas.

- Me esta gustando tu sabor a alcohol dulce ~

Le besa y lame sus labios picara.
Su risa hace eco en la habitación, mirando con ternura a la azabache. Incluso si amenazaba se le hacía encantadora.

— Pero milaya, serían ebrios imaginarios. Como los peluches de Nira en las fiestas del té.

Sonriente se pone en pie caminando hacia el otro lado de la barra. Nina se abraza fuerte a ella, prácticamente se le abalanzó.

— Mi Barbie ~ Si te queda.

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