El palpitar en su pecho había sido alto, acelerado y ansioso.
¿Qué acababa de ocurrir? Nina se quedó a la espera de algo que no sucedió y eso le hizo sentir apenada.

Estaba dispuesta a seguirla, caminó algunos pasos en la dirección que Antonella marchó pero los pasillos ya estaban colmados de alumnos y entre esas personas, vio a Devana.

Se saludaron con una sonrisa.
Nina se arrepintió y ese día, no volvió a cruzarse con Anto.

Iba hacerlo, lo iba hacer, Nella le tomo de las mejillas en ese acercamiento, miro a los orbes contrarios. Se fue acercando a los labios ajenos pero la campana del colegio sonó. Antonella se asustó y soltó a Nina bajando su mirada al suelo. La volvió a ver y sin más se dió la vuelta para alejarse de allí antes que todos salieran de los salones.

— ...

Había desaparecido del sitio escondiéndose en algún lugar donde pudiese llorar tranquila y en silencio.

Lo haría. Conservaría esa prenda y pensar en ello le entristeció.
Pero era lo mejor se repetía, mirando ese rostro que Antonella poseía, sin ser capaz de imaginar qué sentía.

— Diciembre. Es mi último año aquí, me iré en diciembre.

La rusa jugaba con el borde del suéter en sus dedos cuando tragó con dificultad.

— Debes elegir a alguien... Lo harás en su momento y quiero decirte que no te preocupes, no voy a morir.

Para Nina no había necesidad de explicar a qué se refería. Se acercó un poco a ella, nerviosa, pues era un tema delicado y procuraba bajar la voz.

— Me dijeron que ninguna morirá. Esa marca sólo funciona cuando las personas se aman y... nosotras... S-solo quería decirte que no tienes de qué preocuparte. Te deseo suerte.

La pronta respuesta le hizo sentir mal, parece que ese día estaba siendo el peor para Antonella.

— Oh... ¿Te vas?... No esperaba eso...

Gira su rostro al casillero, sentía una presión en el pecho, quería decirle la verdad también pero ¿Para que? Seguro no la vería más nunca a pesar de haberla marcado. La chica abrió su casillero y saco su otro suéter parecido al que le dió a Nina.

— Quedatelo

Se refería al suéter que tenía puesto la pelirroja.

— Como un recuerdo y como una disculpa por todo. Tampoco he Sido buena y... Gracias por decirme eso. Si no amas a alguien es mejor no estar con esa persona. Así me pasó también con Luka, me di cuenta que no lo amaba... Lo siento es tu hermano y todo pero prefiero ser sincera

Le dedicó una sonrisa suave esta vez a pesar de lo triste que se sentía.

— ¿Cuando te irás?

Parecía que negarse al suéter no era una opción. Se lo colocó, tibio, suave, con esa fragancia que por alguna razón ahora detectaba con mas fuerza.

— Gracias...

Decidió seguirla. Ya sabía de memoria dónde era el casillero de la italiana pero se hizo la tonta, dejándose guiar.

El pasillo desértico le daba tranquilidad. Quería hablar más con Antonella, sin interrupciones más que los silencios tímidos que Nina solía emplear.

— Tengo novia.

Dijo de repente, sin previa explicación. La rusa quería decirle la verdad, aunque fuese sin ser tan directa. Ruborizada baja la cabeza.

— Voy a terminar con ella, porque no la amo. Me iré pronto y quisiera hacerlo con mi mente tranquila... A-así como digo que no amo a alguien, quiero decirte que yo... yo... lamento si fui cruel contigo algunas veces.

— ¿No son nada?...

Pregunto nuevamente, eso le había dado satisfacción interna. Sintió calma al saber que Nina no le mentía, la volvió a mirar, la brisa había aumentado.

— Uhg...

Se acercó más a Nina ha que el viento traía las gotas hacia ella. Antonella la tomo de la mano jalandola dentro del instituto quedando ambas en el pasillo vacío. Había. Llegado tarde a la hora de clases, de igual manera era el último turno de la tarde para salir.

— No tienes suéter, está haciendo frío

Le da el suyo que era cerrado sin cierre, tenía el aroma y perfume de la chica.

— En mi casillero tengo otro. Si quieres me acompañas, igual entramos tarde a clases

Apartó la mano y trató de mostrarse serena, pero el corazón le dio un vuelco. Nina negó moviendo despacio la cabeza.

— ¿Eso te molesta? Antonella tu...

Esa mirada la dejaba muda. Qué difícil era mentirle, ¿por qué sentía que le estaba traicionando? No tenía sentido.

— En esa fiesta surgieron rumores sobre nosotras, si. P-pero no es nada serio, sólo... cosas que dicen.

Guarda silencio hasta que nerviosa, la pelirroja hace una pequeña broma.

— T-trabquila. No seremos familia o algo así.

Antonella mira el cuello ajeno observando su marca, se sonrojo suave desviando su mirada a otra parte.

— Está bien, gracias.

Dirige nuevamente su mirada a ella.

— Hay rumores de que sales con Devana también, así que los tomaré como verdaderos así ella no me diga la verdad.

Sus orbes grises se veían más fríos con aquella llovizna posados en los verdes ajenos que se veían con más vida.

— ...

Se sorprendió y fue notable. Luka no le había dicho nada sobre la ruptura; ella pensaba que ese par estaría unido por siempre. Pero su hermano no la merecía después de todo.

— Lo lamento...

Susurra. Nina pensaba que la azabache se estaba haciendo la dura.
Estaba frente a ella y como no le miraba, tuvo el impulso de posar su mano en el hombro ajeno, dejando una caricia.

— Sé que no somos muy cercanas...pero si quieres hablar con alguien sobre lo que sea que te molesta, estoy aquí.

— No me hagas caso Nina...

Comenta caminando con ella para pasar aquel enorme patio. Al llegar a aquel pasillo, Antonella retira el suéter de encima de ambas, la lluvia empezo a caer más fuerte.

— Termine con Luka, por cierto. Luego de la fiesta que fuiste con Devana, escuché rumores y rumores fuertes... Así que decidí acabarlo.

Mira la lluvia caer perdiendo su mirada.

— No quiero que confundas las cosas, no estaba molesta por eso con lo de tu celular, por lo de Luka, no quiero que atribuyas eso, estaba molesta por otra cosa.

Las gotas mojaban la punta de sus zapatos escolares.