— Iré a casa, tengo que hacer la maleta para mañana...
Por un momento se quedó quieta, la necesidad de quedarse con su esposa le hizo dudar pero Nina era así, cuando estaba herida prefería evadir y escapar.
— Creo que necesitas estar sola. Cuando regrese la próxima semana hablaremos, Nella.
Mantuvo la mirada baja, mordiéndose el labio con fuerza, no quería responderle porque sabía que la azabache estaba herida. Pero ella también.
— Te encanta resaltar lo maldito que mi hermano era pero nunca haces auto crítica ¿verdad?
Alzó el rostro, mirandola con amargura. Por fortuna la oscuridad disimulaba el disgusto en su mirada.
— Tú... Jugando a ser una justiciera armada cuando no tenías necesidad, sólo para sentir algo porque tenías una vida totalmente vacía. Te manchaste las manos, estoy segura de que Luka no es al primero que mataste y aún así...te crees mejor que él. Y además... Cielos, Antonella.
Traga en seco, se hace en pie también porque en ese repentino enojo ciego había dicho demasiado.
La suelta mirandole fijamente negando y riendo vacilante.
- ¿Me busque que tu hermano me secuestrara y que fuera un maton de primera de rusia? ¿Me busque ser enemiga de el y que el tuviera una doble vida?
Se levanta de la cama caminando al rededor.
- ¿Que iba hacer Luka suelto? ¿Crees que iba a meterse facil en la carcel? Mira como defendio tu padre a su hijo en el tribunal diciendo que era un santo!
Alzo un poco la voz jadeante, se sentia ahora peor por aquello.
Se dejó abrazar, acariciandole luego la espalda. Nina podía consolarla por amor, pero por otro lado, su manera de ver las cosas era distinta. Su crianza tenía mucho que ver, para la rusa no había nada que no se pudiera resolver con determinación.
— Cariño no me hagas esto, no ahora... Volveré en una semana, te ayudaré pero tienes que esforzarte tú también. Esto que sucede... es algo te lo buscaste.
Le partía el corazón verle pasar por ese sufrimiento silencioso; la abrazó más fuerte atrayendola a su pecho.
— Amor... Por favor, no te tortures...
Nina pasaba por una frustración total. Quería apoyar a su esposa, pero también estaba su padre. Deseaba poder estar para ambos pero así no funcionaban las cosas.
— Nella, escuchame. ¿Por qué no vas a casa de tus padres con Nira? Sería mejor para ti.
