Flashback: Estaba molesta con Nina dado que la rusa se puso impertinente con Antonella en algunos temas de interés, Nina le llevaba la contraria a Nella. Al inicio iban bien hasta que la pelirroja se puso creativa (?)
Antonella se quedo un poco cohibida al ver la presencia del hombre que era el padre de la pelirroja, luego giro su vista a la chica asintiendo y sintiéndose un poco avergonzada.
- Lamento haberle gritado... señorita Ivanova...
Se disculpo al frente del padre y la niña, así el padre no supiera nada, igual la pelirroja había lanzado aquello justo delante de el, no quería problemas.
Inesperadas fueron esas palabras para Nina, quien también adquiere color en el rostro resaltando sus ojos verdes. La chica se abraza la pecera contra el pecho y ahora su sonrisa era mayor.
— Gracias pero... Él no es feo, tú eres fea. —hizo una leve pausa mirando a su padre quien comenzaba a acercarse. — La próxima vez que te enojes conmigo no me grites, por favor.
Un rubor se asoma por el rostro ajeno y niega bajándose con cuidado de la silla, se acerca y se coloca frente a ella.
- Perdón... perdón por haberte dicho que te odio... no te odio, realmente no... a cambio, cuida bien al feo de mi pez y hazlo feliz, eso quiero a cambio
Comenta con sus manos guardadas en los bolsillos de su suéter.
Casi responde con una de sus típicas frases venenosas pero se contuvo con una sonrisa y obediente, fue por el agua. No se percata de que ahora varios adultos miraban curiosos lo que hacían.
— Pobrecito... —acercó la pecera pequeña esperando a que la azabache lo dejara dentro. Acto seguido, la ahora alegre pelirroja contemplaba al animal nadar por el reducido espacio.
— Lo tendré en mi habitación, lejos de los gatos de Lyov. — alzó la vista y al encontrarse con la mirada contraria, esboza una sonrisa más leve. —¿Qué quieres a cambio de Ojitos?
El rostro serio de la azabache de pronto se transformo a una carcajada suave, ni siquiera sabia que pez era ese hasta que Nina le especifico que era el de ojos grandes.
- Ese pez es feo... pero si te gusta esta bien
La azabache no dejo que mirara tanto y saco a la pelirroja fuera de su cuarto para salir luego ella y caminar nuevamente a la pecera. Al estar alli, busco un banco para montarse y con una red pequeña busco al fulano ojitos, no se dejaba atrapar, de hecho Anto tuvo que ensuciar un poco la manga de su sueter arremangado para atrapar al pez.
- Te atrape! ... Nina ve al baño de alli en frente y llena la pecera de agua para meter a Ojitos alli
Tenia al pez presionado contra el vidrio para que no se escapara de la red.
Con ambas manos sostuvo la pecera y un "no" se ahogó en su garganta. Estaba dolida aún, pero Nina era una chica inteligente y supuso que esa era la forma en la que Antonella buscaba la paz entre ellas. Podía mandarle al diablo e irse de allí o quedarse y llevarse un bonito pez a casa, y su padre no podría negarse.
— ¿Puedo llevarme a Ojitos? —pregunta y al hacerlo se avergüenza un poco. —Ya sabes el pez de ojos saltones...
La curiosidad de Nina le permite mirar a su alrededor. Era la primera vez que estaba en esa habitación.
Habían llegado justo cuando la pelirroja se libera a la habitación de la azabache.
- Oye... solo entra y ya...
Comenta dejándola pasar a su habitación, la azabache se desvía y va a su enorme armario tarda un poco hasta que saca una pecera pequeña en forma de circulo, se la da a la pelirroja.
El menor de los hermanos se quejó de ser ignorado, y sólo vio como las chicas se iban. Nina caminó algo insegura dejándose llevar pero luego de un tramo, se libera con un movimiento de la mano ajena.
Observa a Luka volver pero antes de decir algo su mirada se va directo a la pelirroja.
- Uh... No tienen nombres... son... peces supongo
Su mirada en los pequeños peces luego se desvía a la pelirroja. Se le ocurrió una idea y sin pedir permiso tomo a Nina de su muñeca y la jalo con ella.
Confundida Nina le observó, ¿no le estaba entendiendo? . Se quedó stática al principio pero al ver la comida, pareció animarse. Sus dedos tomaron un poco del alimento y lo dejó caer como una lluvia dentro de la pecera.
— Son muy comilones... —murmura y sonríe a esos pequeños animales. Segundos después siente una mano en su hombro. Era Luka, que se mostraba ahora más tranquilo. Él sí sabía cómo complacer a los adultos y fingir ser bien portado, pensó Nina.
— Quiero tener uno. — dijo Nina al aire, todavia concentrada en los peces. Miró entonces a Nella, ignorando a su hermano. —¿Cómo se llaman?
