Antonella la abraza suave dejando besos a su cabeza.

— Mi amor ~ descansa...

Se dejaba mimar, sólo en brazos de Antonella y con su amor paciente Nina pudo cerrar los ojos y relajarse, olvidando por un momento al hombre alto de ojos brillantes.

Antonella se acomoda y se arropa con ella abrazandola por la espalda, su mano va al pecho directamente de ella.

— Mi amor... Calma... Está bien todo. Me encargaré¿De acuerdo?...

Con su otra mano acariciaba en lo que podía los cabellos rojizos de su amada esposa.

— No haz dormido bien, ven...

Deja besos a su espalda con calma.

— No esta aquí. Tienes razón, soy tan estúpida.

Dice ella con la voz quebrada y se aferra a las sábanas con fuerza. Sus esmeraldas se cristalizan ante la angustia, quería llorar.

— No sé qué me sucede...amor, no entiendo qué...quién...

Odiaba ese momento, estar vulnerable y perdida. Voltea su cuerpo en la cama para no ver a Antonella y cierra sus ojos respirando profundo.

Sintió frío por un momento, Antonella le vino un flashback cuando había matado a Luka "imposible" pensó. Siguió subiendo las escaleras hasta abrir la habitación de ambas, dejo a Nina acostada en la cama mirandole. En el trayecto no le había respondido a su esposa.

— Nina... El... No está aquí...

Musita despacio acariciando la mejilla de ella, toma las sábanas para arroparla y quedarse con ella a un lado.

Ella niega despacio con la cabeza, sentía temor aunque en brazos de Antonella podía relajarse un poco. Frota su rostro con las mejillas rojizas en el cuello ajeno.

— Anto...¿y si no se murió?

Enseguida Antonella frunció el semblante bastante seria, tomo a Nina en sus brazos abrazandola y dejándole caricias a su rostro.

— Amor... Revisaré bien las habitaciones arriba ¿Por qué no vamos al cuarto?

Antonella se acomoda a la pelirroja en su regazo para cargarla en brazos y subir por las escaleras.

— Tu...no me crees pero vi un hombre en la casa. Lo vi otra vez, arriba. No quiero dormir sola...

Estaba convencida de ello, tenía pesadillas sobre sus pasos. Se aferra más a su esposa negando con la cabeza.

— No apesto, estas mintiendo.

La cara de Antonella era de esperarse, Nina estaba bebiendo últimamente para poder dormir y Nella no podía controlarla todas las noches que llegaba después del trabajo.

— Amor... ¿Por qué?

Se acerca a ella sentandose en el sofá para abrazarla.

— Apestas a bebida...

Cuando Antonella vuelve a casa, Nina la esperaba en el sofá, envuelta en una manta y con una copa vacía sobre la mesa baja. Le estira los brazos buscándola y hace un puchero.

— Nella, al fin estás aquí. Я боюсь...