AnnetteWinchester

—¿Ya soy awela o todavía no hacen el cachorro? {?}

—Antes de tocar la puerta, porque ya había aprendido que a veces la asustaba cuando simplemente entraba, a su mente vino un recuerdo... Volvió a él la imagen de Annette siendo una niña, corriendo por la casa junto a Mantequilla, haciendo que sus peluches tuvieran la misma fiesta de té una y otra vez... Para Astaroth, ella seguía siendo así, una niña chiquita con el brillo del diamante en sus ojos.
Pero ya estaba creciendo, al igual que sus otros cachorros, y a pesar de ser padre, iba contra su naturaleza querer controlarlos, por mucho que ese instinto paterno deseara salir y sobreproteger a sus hijos.
Así que tomó una decisión importante. Al fin tocó la puerta, cuando su hija lo dejó pasar, reafirmó sus intenciones en cuanto notó esa sonrisa tierna e inocente en su rostro, una sonrisa que tenía nombre... Y fecha de muerte si le rompía el corazón[???].— Dile a tu novio que lo invitas a la cena de navidad.

¡NETTIIIIIIIII! -Iba a taclearla, hasta que le llegó un aroma raro. Se detuvo en seco y empezó a olfatearla por todos lados.- ¿Qué es eso? Hueles como a... -Aspiró el aroma de su cabello.- Hueles a primavera y estamos en otoño.

Gracias, cachorra. —La abraza pero le truena la espalda[?].—

¡Al fin saliste de tu cuarto! Vamos a comer algo. -Es igual a su madre, por la fuerza todo(?).-

-Deja una bomba apestosa en su cuarto lleno de monas chinas(?).-

—¡Muchas gracias mi cachorrita! Me encantó el regalo —se lo presumirá a todos. <3

—Observó el color casi albino de su cabello y sonrió indulgente. Se acercó para tomar la toalla y terminar de secar, con sumo cuidado, sus cabellos.— Pero, cachorra, ¿por qué me enojaría? Te ves preciosa como siempre. —Su corazón se llenó de ternura, era como una niña otra vez, arrepentida de hacer una travesura.— Lo que me sorprende es que compraras esto sin que me diera cuenta, ¿por qué no me dijiste que querías teñirte el cabello?

¿P-pero qué? —Por un instante, solo se mostró confundido, pero en cuanto escuchó ruidos de agua corriendo y la agitación de su hija, intentó abrir la puerta, sin éxito.— ¡Annette, ¿qué está pasando?! —Podría tirarla de una patada o entrar al otro lado simplemente apareciendo, pero no quería alterarla más o en realidad, no sabía si estaba bien, hasta que la escuchó llorar.
Apretó los dientes y controló un ataque de ira, no estaba molesto con ella, solo no entendía qué pasaba.— Cachorra... Abre la puerta, anda, no pasa nada. —Dejó de insistir con la perilla y aguardó un momento, esperando que fuera ella quien lo dejara entrar. Echó un vistazo rápido a la habitación, el aroma a químicos era fuerte, ¿qué estaba haciendo?.—