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Al fin había llegado San Valentín. La pequeña se había preparado emocionada para el día, realizando a escondidas varias tarjetas para cada uno de sus seres queridos. Su mayor ilusión era las que había hecho para sus papás. ¿Y cómo no estarlo? Si estos eran su ejemplo a seguir y sabía perfectamente lo mucho que la amaban. Ni bien había abierto sus ojos, salió corriendo de su cuarto, buscando a su familia, pero tal parece que aún era demasiado temprano: no había nadie más despierto aparte de Annette. No paso mucho para que el sueño volviera a ganarle a la pequeña, quien cayo rendida en el piso s
 
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Asentía rápidamente, la emoción de ver que a su papá le gustaba su tarjeta era demasiada, por lo que de un salto se volvió a levantar de la cama recién invadida. Aun tenia algo de brillantina en sus manitas, las cuales mostró llena de orgullo.

— ¡Yo las hice! También pa' Mantequilla. —

Saco otra tarjeta de su pijama, en esta ocasión era con un dibujo de la mascota y la pequeña.
SW-User
¡Jajaja Annette, espera! —Aún no se acercaba bien a la cama cuando su hija ya había dado un clavado. Terminó recostándose de lado y sonriendo a su esposa, asintiendo algo cansado, aunque no dijo nada en voz alta, su cachorrita "nadaba" bajo las mantas y estaba seguro que algo tramaba.—

¿Qué buscas, cachorra? —De pronto sacó esas tarjetitas llenas de brillos y colores por todos lados, se quedó con la boca abierta, era el primer regalo que ella hacía con sus manitas y estaba verdaderamente conmovido. Tomó una, la que decía "papá".— ¿Es para mí? ¡Está muy bonita! ¿Las hiciste tú solita, Annetti?
Al verse cerca de la cama, se lanzo a esta sin pensar mucho. Estaba feliz de estar ahí y no podía ocultarlo. Rápidamente se oculto bajo las cobijas buscando algo de calor y compañía de su familia. Ya estando acomodada en el medio de la cama, saco de adentro de su pijama las dos tarjetas que había hecho, sosteniendo una en cada manita para entregarlas. Se había esforzado en colorear y hasta escribir mamá y papá en cada una cómo pudo.
— ¡Feliz día! —
Ni cuenta se dio cuando Xion salió de la habitación y eso que había dormido abrazada a él cuando a altas horas de la madrugada al fin había logrado conciliar el sueño.

Aprovechó que estaba sola en la cama para estirarse como si de una estrella se tratara hasta que escuchó la puerta abrirse de la habitación y sintió el aroma de su esposo y su cachorrita. Abrió los ojos perezosamente y se hizo a un lado para que pudieran acomodarse en la cama junto con ella.

—Buenos días a mis amores. ¿Podemos seguir durmiendo un poco más?
El movimiento logro despertar a la pequeña, quien primeramente tallo sus ojos seguido de un pequeño bostezo. ¿Desde que hora se habrá levantado? Al saberse en los brazos de su papá, no pudo contener su alegría y se abrazo a él con fuerza.
— ¡Benos días! —
SW-User
—La noche había sido ligeramente pesada, Annia no lograba dormirse y solo estaba mordiéndolo. Al final, cayó rendida y luego él, así que no pudo levantarse temprano como era costumbre, y de hecho no hubiera despertado si no fue porque Mantequilla lo estaba jaloneando de la pijama.— ¿Qué...? ¿Qué quieres?

—Medio dormido se levantó, siguiendo al malamute, encontró entonces a su cachorra rendida en el piso, casi soltó una carcajada. Suavemente la tomó en brazos, acomodándole la pijama.— Alguien estuvo haciendo travesuras, ¿verdad? —Murmuró mientras la llevaba al cuarto donde dormía con Annia.—

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