El domingo es el único día de la semana que tomo libre. A parte de la tradición, también porque paso el resto de la semana trabajando como chino.

Veo a otras mujeres, cuyos trabajos siempre van a ser jornadas de muchas menos horas que el mío, y no me siento excluida. Puedo hablar con ellas, comprenderlas y luchar por su derecho a expresar su feminidad española. No importa si para ello he de tomar un rol de hombre si en todo momento soy consciente de mi condición y belleza como mujer.