- Sabía perfectamente que la arrogancia se había vuelto un rasco muy distinguido de él, pero a decir verdad, era algo de lo que realmente se sentía agradecido, pues de no ser por ello se habría visto encadenado a servir a una biblioteca como un viejo colega.

Miraba a la misma dirección que ella, había algo atractivo en aquel punto ya que no podian despegar sus miradas de tal sitio. No fue hasta que este desvió su atención al costado derecho, donde finalmente fijaría aquella amarillenta mirada sobre la contraria en una suspicaz gesto.-

Esta bien... supongo que algo que aliviaría la tensión seria algo de beber ¿O no?