Creí que te quedarías mucho más tiempo en Monstadt — Dió un suspiro de desánimo más no se iba de su rostro esa agradable y coqueta sonrisa propia de ella— y pensar que ya no tendré con quién compartir los nuevos libros de aventura.— Se dió otro suspiro algo nostálgico y observo al albino que le había tomado mucho cariño en tan poco tiempo.

¿Unos libros? Claro, no será ningún problema, de todos modos mañana no pienso salir a explorar hasta tarde ya que pienso partir pronto.

-Mencionó casualmente el albino, pues ya había pasado mucho tiempo en Monstadt y quedarse allí no era una opción para él-

Además de valiente, eres todo un caballero lindura. — al lado del joven albino, camino rumbo al cuartel. — Mañana podrías venir ayudarme a recoger algunos libros que hay atrasados antes de salir de aventura. ¿Creo? — estaba algo despistada por el sueño y claramente no se acordaba si aún había libros si devolver. Al llegar a la puerta de su destino miro al chico agradeciéndole por acompañarla.

-Bell al escuchar que ya era tarde supuso que era verdad pues en las calles de la normalmente animada ciudad, solo quedaban algunas personas y sus tiendas estaban ya cerradas, solo las tabernas quedaban abiertas, así que escuchando el cansancio en la voz de la castaña asintió-

Entonces esta bien, me queda de paso a la posada donde me estoy hospedando.

-Dicho eso comenzó a caminar, el camino rumbo al cuartel de los Caballeros de Favonius se lo sabía de memoria pues ya había ido allí muchas veces a visitar la biblioteca-

No pudo evitar sonreír de manera amigable.— Veo que ya te as encariñado con el gremio de aventureros. Está bastante bien informado de las cosas que están pasando a su alrededores.

La risa del aventurero se le hacía tan tierna que no se contuvo de despeinar su cabello blanco, agregando.— ¿Qué tendrá de malo tomar algo caliente y relajarse un poco? Tanta actividad física suele ser agotadora. — dijo, sin quitar la sonrisa, estando ya algo soñolienta. — ñam, creo que sí, deberíamos ya ir a descansar… Este día a Sido tan cansado …

Oh bueno, me habían dicho que habían visto monstruos en los alrededores así que decidí ayudar a verificar, estaba solo informando al Gremio.

-Dijo mientras se rascaba la parte detrás de la cabeza y volvía luego ver la canasta nuevamente-

Solo alguien tan relajada como usted pensaría en tomar el té en un lugar tan peligroso, si mi asesora Eina la escuchase probablemente me diría que no tomase su ejemplo.

-Diciendo eso no pudo evitar soltar una pequeña risa ante el pensamiento de cuan contrarias eran esas dos personas-

Es algo tarde ¿Quiere que la acompañe al cuartel de los Caballeros?

Estaba en busca de algunos dulces para que compartir. No vendrá mal con alguna bebida caliente, nos será muy útil en Espinadragón mañana al ir a explorar esa zona... ¿Además, no es muy tarde para que estés despierto? — Dió un bostezo al terminar de pregunta y mira con una sonrisa al albino que al parecer la había estado esperando.

¿Que trae en la canasta Señorita Lisa?

-El albino con curiosidad se acercó a la bruja para ver el contenido de la canasta que traía además de que era raro verla deambular por la noche en Monstadt puesto que normalmente dormía mucho-