Más que su lugar de trabajo, el pelirrojo veía a su Bar como un lugar de descanso. Un sitio donde podía perderse con él mismo durante todo el tiempo que quisiera. Al menos por la tarde, cuando el local no abría a clientes.

Repasaba la superficie de la barra con un paño de seda blanco, dejándolo incluso más pulcro que antes. De fondo, sonaba una pintoresca melodía de Jazz, la misma que tarareaba en voz baja, entre sonrisas: www.youtube.com/watch?v=eO_IEv7SzVM
A veces la soledad era buena para levantar el ánimo. Algo irónico, pero cierto(?).