Rió con una gentileza que antes le era ajena, y es que ese beso le alimentó de calidez— ¿Qué dices? Nunca has sido un chico guapo, Andi. —bromeó y se acercó más, lo suficiente para alzarse en puntas y darle un corto beso en los labios— Para tu suerte aún me gustas así.
-La caricia le dio agrado. Borro su semblante serio, buscando tomar la mano ajena y apoyar sus labios en su muñeca. Al separarse, en lo que sería un corto beso agregó.- Es solo pelo ¿Ya no soy un chico guapo?
— Que mentira, si ambos no dejan la nevera llena nunca. —acarició a café con leche, y con la otra mano se deslizó bajo la gorra de la chamarra ajena, acariciando su cabeza rapada— Hm... Aún no me acostumbro del todo al cambio.
