El amanecer jamás me gustó, o eso creía. Cuando no tenía lugar donde dormir era una señal de que debía moverme porque la gente empezaba a despertar y vería lo que era; un bueno para nada en el lugar de la mierda. Contigo la cosa era, o más bien, es distinta. Cuando vengo de trabajar, y también cuando vengo de simplemente perderme ahí estas. Enrollando un cigarro, preparando un café y luego simplemente sonreírme. Me conociste en todos mis peores momentos (siempre parecen serlos) y haces que al menos, no sean tan malos.
— Solía que pensar que todo lo que sucede durante la noche se olvida cuando la luz del sol hace arribo, que todo lo que nace de la oscuridad está destinado a ser olvidado, a ser sólo un espectro que toma vida cuando el sol se oculta, pero... Aprendí que hay cosas que aún puedes mantener contigo al amanecer, que hay sentires que se quedan plasmados más allá de la piel. Podríamos ser sólo un par de extraños que se toparon una noche sin mayor motivo, pero cada amanecer ha valido, a veces turbios, y en otros más cálidos.
He conocido lo peor de ti, como tú lo peor de mi, fue una forma peculiar de comenzar, pero nadie dijo que debíamos ser como los demás ¿cierto?
Siempre te esperaré, y siempre querré quedarme sólo un poco más.
