— Todo es de valor aquí, hasta los libros, de colecciones perdidas y antiguas... Armaduras con diamantes y gemas de todos tipos... Avances tecnológi...cos...
— Señorita Aly, a mí tampoco me agrada Kim, pero... No puede permitir esto
— ¡Déjame en paz!
Aly se dejó caer al suelo y comenzó a llorar, el cambio por dentro era doloroso, no quería hacerlo, pero esa dualidad la mantenía muy por debajo de lo que era ella, subió la mirada como queriendo ver al ladrón, estaba luchando como podía para evitar el cambio.
— Por favor... Termina de llevarte todo, nada de esto es mío aunque un testamento diga que lo es... Rápido, por favor
— Busco joyas, oro, plata.. Cualquier cosa que fuera de valor señorita.
El caballero retiró su sombrero dejando ver su cabello negro como el azabache y brillante como la seda, prueba de que cuidaba su salud y apariencia más que nadie. Él estaba tranquilo pero al ver a la menor cambiar su actitud al abrazarse a si misma, por la mente pasó la idea de que quizás estaba asustada pero al recordar esa sonrisa supo que no era así. Sus instintos le decían que se alejara y así lo hizo, retrocedió unos cuantos pasos, sujetando su bastón con más fuerza y apoyándose en él.
— ¡Aly-san! ¿Va a dejar qué robe la honorable casa? Sus padres nunca habrían permitido eso
— Todos aquí saben que Aly-chan no tiene padres
Ella miró hacia abajo, estaba triste, tenía una crisis de fe que nunca antes había sentido. Que el hombre le entregase aquella extraña medicina le hizo preguntarse si era capaz de enfermarse, ella sonrió como si él no le estuviese robando, casi como si fuese su amigo.
— Gracias, entonces, ¿Quiere Oro o que tipo de cosas está buscando?
— La señorita Kim nunca permitiría eso... —La voz del mayordomo resonó en la cabeza de la menor, quién se abrazo a si misma como si tuviese un dolor horrible.
— Si tú me lo ofreces lo tomaré gustoso, verás odio los conflictos innecesarios y sobre todo la violencia.
A pesar de ser un villano el malvado doctor sacó de su elegante traje un pequeño frasco con un líquido transparente similar al agua salvo que un poco más espeso. Se trataba de una medicina especial que había preparado en caso de que la necesitase y sin más se la entregó a la menor para entonces hacerle una reverencia elegante y educada.
— Con esto le devuelvo el favor, si usted o alguien cercano enferma no dude en tomar esa medicina, es mi obra maestra... Hasta ahora.
Con eso saldaba la deuda que tenía con ella, es una costumbre que tiene por su antiguo negocio.
— Uh... Esta es la casa de los padres de Aly, tienen muchas cosas innecesarias que dejaron para Aly antes de morir, puede tomarlas si desea
Los mayordomos de la adolescente la miraban extrañados, ¿Qué clase de heroína accedía a algo así con tanta facilidad? La mansión de los Silas nunca había Sido robada, claro, una familia de héroes y preparadores nunca se lo permitirían. Aly suspiró un poco.
— Aunque le tomara algo de tiempo, esto tiene muchos pasajes y lugares ocultos
