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Merikh · 26-30, M
[code]Observó los movimientos femeninos con interés y en total silencio, buscando algún indicio de la posesión de Lucifer sobre ella. Ya habían pasado algunas semanas tras la firma del contrato, ¿por qué el máximo traidor de los cielos aún no se dignaba a aparecer frente a él? Quizá el cuerpo de Seiren no era el adecuado... No, imposible, este había sido meticulosamente elegido tras siglos de búsqueda.
—¿A qué te refieres? —ni siquiera fue notorio el hecho de que Merikh se había perdido en sus propios pensamientos por unos instantes; gajes de su oficio en vida probablemente—. Si hablas de si podemos vendernos como unas rameras para que la persona se sienta querida... Sí, ¿por qué no? No tenemos mucha moral; aunque en lo personal me resultaría fastidioso y preferiría buscar otro contrato.
El demonio se encogió de hombros y chasqueó la lengua. La humanidad era débil, eso no había cambiado pese a las generaciones de vida que habían pasado tras su muerte. Muy pocas veces se[/code]
—¿A qué te refieres? —ni siquiera fue notorio el hecho de que Merikh se había perdido en sus propios pensamientos por unos instantes; gajes de su oficio en vida probablemente—. Si hablas de si podemos vendernos como unas rameras para que la persona se sienta querida... Sí, ¿por qué no? No tenemos mucha moral; aunque en lo personal me resultaría fastidioso y preferiría buscar otro contrato.
El demonio se encogió de hombros y chasqueó la lengua. La humanidad era débil, eso no había cambiado pese a las generaciones de vida que habían pasado tras su muerte. Muy pocas veces se[/code]
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