—Si crees que mi armadura se ve pesada, deberías ver las de mis Caballeros. ¡Pero entrenamos para esto!— Dijo animada de que aquélla desconocida se interesara en su vestimenta, más hubo otra cosa que despertó la curiosidad de la Princesa. —Espera. ¿Humanos?— Y fue entonces que observó bien a la joven, sus orejas eran puntiagudas, y su cabeza estaba adornada por dos pequeños cuernos. —¿Eres una criatura del bosque?... Mi maestro me ha hablado de ustedes...— Su voz se volvió cautelosa, no deseaba ofender a los espíritus pues jamás pensó ver uno en persona. ¡Merlín no iba a creerlo cuando le contara!