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[...] gustaría proponerle algo —el carisma fue casi como un hechizo, mas la excelencia en sus circuitos mágicos le impido arrodillarse y volver su tono un ruego. No alejó su atención de sus ojos, estos lo capturaron, aunque también era consciente de que a través de ellos hallaría la desnudez de esa muchacha, desnudo que plasmaría en su lienzo, aunque aún su silueta estuviese ataviada por sus prendas— ¿Podría tomarla como modelo en esta jornada? Le pagaré, por supuesto, porque estaría robando de su tiempo...
El trazo de su pincel se irrumpió, la disconformidad de su mirada le obligó a observar el entorno de una forma instintiva hasta que prontamente se encontró la silueta de esa joven de rubias hebras y ordinaria apariencia. No le hubiese prestado mayor atención, pues curiosos siempre hay a su alrededor, pero cuando sus ojos se posaron en ella simplemente no pudo alejarlos, es más, el conflicto en su semblante desapareció para caer en una evidente estupefacción. Un violento golpe de inspiración, la musa llegó agresiva, con tan falta de misericordia que sintió como esta le arrancó su piel; aquello hizo latir rápidamente su corazón y devolverle el entusiasmo a su mirada. Se llevó la diestra al pecho, este ardor lo impulsó a alejarse de su caballete para encarar a esa inspiradora persona, lo hizo sin perder la dignidad en su caminar, solo cuando hubo de detenerse es que bajó su extremidad—. Buenas tardes, espero sepa disculpar mi atrevimiento al hablarle con tal confianza, pero me [...]
AltriaxPendragon · 22-25, F
Su vestimenta la hacía parecer una turista mas entre aquéllos que visitaban el antiguo lugar en donde tantas leyendas se alzaron, un lugar que evocaba en quien una vez fue el joven Rey de Britannia sentimientos encontrados, una nostalgia profunda estar frente a su propia tumba... Que feliz sería si pudiese ver de nuevo los rostros de aquéllos a quienes había amado. Si pudiese pedirles perdón...
No muy lejos de ahí, en su caminar distraído se topó con alguien que llamó su atención, un muchacho que pintaba en medio de aquélla paz de los campos verdes, un artista a quien no creyó prudente interrumpir y habría seguido su camino, de no ser porque sintió algo en él. Quizás él también podría sentirlo, estar en las tierras que le habían pertenecido en épocas lejanas le daba a la Servant mucha más presencia y poder, y ahí, mirándolo en medio del pastizal, en vez de que aparentaba ser una simple chica paseando, parecía el irreal fantasma de una Rey que una vez existió.
No muy lejos de ahí, en su caminar distraído se topó con alguien que llamó su atención, un muchacho que pintaba en medio de aquélla paz de los campos verdes, un artista a quien no creyó prudente interrumpir y habría seguido su camino, de no ser porque sintió algo en él. Quizás él también podría sentirlo, estar en las tierras que le habían pertenecido en épocas lejanas le daba a la Servant mucha más presencia y poder, y ahí, mirándolo en medio del pastizal, en vez de que aparentaba ser una simple chica paseando, parecía el irreal fantasma de una Rey que una vez existió.
En medio del verde pastizal de la abadía de Glastonbury él supo plantar su caballete y con un lienzo destinado a ser un simple boceto, a través de pigmentos sintéticos, comenzó a retratar los grisáceos cielos que siempre persistieron en la región.
En esa ocasión se encontró prácticamente solo, pues a su asistente le encomendó algunas tareas de naturaleza burocrática, necesitó su mente despejada de obligaciones para aprovechar la jornada, la comisión que le exigieron requirió de toda su concentración y tras un par de horas de trabajo finalmente se encontró con las dificultades que tanto temió encontrar.
— No, la arquitectura no era itálica, debe ser menos esplendorosa—pensó en vos baja aun con la paleta de madera en la zurda mientras que con el pincel apuntó a los espacios en blanco del lienzo—. Fue una época calamitosa, eso es lo importante...
Por unos momentos cerró los ojos aquél hombre que, incluso para la ocasión, no dejó de vestir con la formalidad propia de un noble ing
En esa ocasión se encontró prácticamente solo, pues a su asistente le encomendó algunas tareas de naturaleza burocrática, necesitó su mente despejada de obligaciones para aprovechar la jornada, la comisión que le exigieron requirió de toda su concentración y tras un par de horas de trabajo finalmente se encontró con las dificultades que tanto temió encontrar.
— No, la arquitectura no era itálica, debe ser menos esplendorosa—pensó en vos baja aun con la paleta de madera en la zurda mientras que con el pincel apuntó a los espacios en blanco del lienzo—. Fue una época calamitosa, eso es lo importante...
Por unos momentos cerró los ojos aquél hombre que, incluso para la ocasión, no dejó de vestir con la formalidad propia de un noble ing
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