—Altria. Ya te dije que solo Altria.— Le regañó. ¿Acaso tendría que pedírselo como una orden? Él no lo sabía, pero si se empeñaba tanto en que no usara títulos para dirigirse a ella, era porque le gustaba sentirse ella misma a su lado, sin pesadas coronas y capas, solo ellos, como cuando eran niños.

—Me parece una idea maravillosa, Sir Bedivere. Podemos visitar el mercado y comprar dulces de leche. Quizás un buen trozo de carne...— Se quedó un tanto pensativa. No había rincón de Camelot que no hubiese visitado antes. —Aunque, sabes, alguna vez me gustaría ir a otro lugar, un poco más lejos... ¿Los bosques quizás?