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Fate/Grand Order ✠ Semi-Canon ✠ Medieval ✠ Actual ✠ +18 Hetero & Yuri { Con trama }
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Temida y por igual respetada tanto por sus enemigos como por sus propios hombres, debido a las propiedades escondidas en la Lanza Sagrada, Altria ha cambiado a una existencia cercana a un espírtu Divino, una Diosa si se prefiere. Su personalidad se ha vuelto aún más racional, fría y distante que la de su alterego que porta la Espada Sagrada, a pesar de que su naturaleza humana no la ha abandonado del todo, su crueldad y frialdad a la hora de tomar decisiones no flaquea ni siquiera ante las situaciones más difíciles y actúa siempre apelando al bien de su pueblo sin importar que sacrificios tengan que hacerse. Altria se convirtió, sin lugar a dudas, en el ideal del Rey Perfecto.

Como es de esperarse del soberano que rige desde el trono de Camelot no espera más que lealtad y perfección de quienes le sirven y de los Caballeros que pelean a su lado, no es alguien que pase por alto o que perdone la traición, a tal punto que al enterarse de los amoríos entre su Reina y Lancelot no dudó en castigarla, pues se dio cuenta de que ella no tenía ni la madera ni la voluntad para reinar y su destino fue quedar confinada en un lugar lejano en el que pudiera expiar sus pecados y limpiar su alma. En cuanto a Lancelot, Altria no perdonó que se doblegara ante Guinevere y que pusiera sus deseos carnales antes que su honor como Caballero y su castigo fue tan terrible que ningún otro hombre habría podido soportarlo.

Altria además fue un Rey sabio e inteligente, que supo como mover sus cartas. Tenía de su lado a su hermana y madre de su hijo, Morgana Le Fay. Con la hechicera más poderosa de Bretaña de su parte, Altria, rigiendo duramente logró llevar a Camelot a la prosperidad.


La historia de como Altria Pendragon llegó al trono de Bretaña levantando la espada de la piedra es ya bien conocida, pero lo que ocurrió después, una leyenda oscura en la que Altria convirtió su reino en el reino perfecto cimentado sobre sangre y dolor nació a partir de que el espíritu de la Lanza Sagrada, Rhongomyniad, tomó posesión del cuerpo del Rey de Camelot, y se volvió uno con su alma.

Altria siempre fue un Rey orgulloso y distante, que marchaba con valor al frente de sus hombres protegiendo a su pueblo de cada enemigo y en cada batalla, más no era suficiente. Bretaña perdía poderío, había cada vez más indisciplina, crimen y muerte entre sus súbditos y todo apuntaba a que el reino estaba destinado a caer en la desgracia. Más por razones desconocidas, poderosa magia quizás, o simplemente el destino, el Rey comenzó a actuar de forma distinta. Sus deseos de mantener a su amado reino en la prosperidad tomó forma frente a sus ojos y de pronto vio con claridad que era lo que debía hacer.

Debía purgar sus filas de aquéllos impuros, de quienes solamente tuvieran oscuridad en sus corazones y en su ciudad, la Ciudad Sagrada, vivirían solo aquéllos cuyas almas despidieran un brillo que solo ella podía ver. Así, la mitad de sus Caballeros, aquéllos que eran indignos, terminaron muertos por su espada y junto a ella solo quedaron quienes eran leales a su causa. Altria fue conocida como un Rey tirano y cruel, pero que haría lo que fuese necesario por ver a su reino prosperar. Pronto, Bretaña extendió sus dominios, el ejército de Altria arrasaba a sus enemigos y asolaba sus tierras como un torbellino, y la fama de Lion King se extendió por todo el territorio.

Altria aceptó también tener a su media hermana a su lado, después de enterarse de que había tenido un hijo de ella, y criar al niño que desde temprana edad manifestó deseos de hacerse del trono como heredero, Altria no confirmó ni negó esa posibilidad a pesar de que ella sabía que jamás moriría y que jamás iba a poder heredar el trono a Mordred. Sin embargo lo entrenó como uno de sus Caballeros, incluso con más rigurosidad y disciplina que a los demás, pues esperaba excelencia de su propia sangre. El estatus de Morgana en la corte, así como su presencia y su influencia en las decisiones que se tomaban en Camelot se incrementó cuando se descubrió que la Reina Guinevere mantenía amoríos con el Primer Caballero del Rey, Sir Lancelot. Bajo las órdenes de Altria, todo quedó entre sus Caballeros de más confianza y aunque no ordenó su ejecución, la envió lejos, y castigó a Lancelot por sus crímenes. Altria esperaba que muriera por los castigos que dispuso, sin embargo, Lancelot soportó y vivió. Como cumplió su castigo, el Rey le hizo jurar fidelidad eterna.

Más la frialdad de Altria no iba a pasar desapercibida para alguien que había presumido de ser en tiempos antiguos su Caballero más fiel y quien habría dado su propia vida por ella... Sir Bedivere dejó Camelot tiempo después, abandonando los ideales de aquél que ya no era su Rey.