Occ; Entonces sin más, inicio. On;Era un cálido y luminoso día en el reino tan peculiar, a pesar del ocaso el frío de la noche no se hacía presente como siempre, dejando claro que era cerca de mediodía. En un lugar bastante alejado,se encontraba una abandonada y sombría mansión de color blanco rodeada por un extenso jardín algo extraño, impropio de la superficie del satelite sin embargo la pintura se comenzaba a caer en las paredes dejando ver su madera demostrando el mal estado del lugar. Un hombre que aparentaría entre 20 y 19 años, de cabellera blanquecina y orbes amarillentos cual los animales y enfermizos, se dispone a caminar por la calle sin conocer el lugar, una persona acostumbrada a viajar como si de eso tratase su vida entera,re vestido por ropas de la misma milicia cubre sus 1,87 cm y aquella complexión formidable y atlética, haciendo juego con su equipaje y calzado pesado.Del cuello caen dos placas de metal con ciertos grabados en ellas, pruebas de alguna guerra olvidada no solo por los hombres. Molesto por aquel clima alza su rostro cubriendolo con su palma, como acto mismo de su arrogancia observa el entorno.