— Tienes razón, no me lo pusiste, solo lo propagaste. Por eso ahora ninguno de los demás me tiene un mínimo de respeto y creen que pueden llamarme de esa forma. ¿Qué es peor? ¿No criticas? ¿Y que fue lo que dijiste cuando viste que usaba armas? "Por eso no sabes lo que se siente" ¿Recuerdas? Te lo he dicho mil veces, soy mayor que tu, he vivido más que tu. Así que solo déjame tranquilo. Y mira, conseguiste lo que querías, que hablara más de tres palabras.— Tras decir eso se da la vuelta y cierra la puerta sin dejar que le conteste nada.
—¡Yo no te puse ese apodo! Tampoco le dije a nadie que me siguiera, siempre he ignorado tus ordenes y jamas he dejado de tenerte respeto... No critico tu forma de hacer las cosas, protejo a mi "manada" si te digo que no hagas algo es por la misma razón que tu me lo pides, para no vernos lastimados.— poco a poco bajo el tono de su voz y termino desviando la mirada a un costado. —Al menos en mi imaginación eso quieres.
Abre la puerta para verle fijamente. —Ignoras mis órdenes, me faltas al respeto al ponerme un apodo, haces que los demás te sigan con el apodo, te metes en mis asuntos, criticas mi forma de hacer mis cosas. ¿Qué mierda más quieres?—
—¡Lobo! Abre la puerta o la tumbo... ¡Y sabes que lo haré!— Empezó a golpear desde afuera, incluso estaba peteando la puerta sin importarle dañar la madera. —¡Cedric!
—¿En serio? ¿Aún?— Un suspiro de fastidio se mostró en ella, rodó los ojos antes de volver a entrar en un tema más importante. —Tenemos que revisar que no tengas la nariz rota... Quieras hablarme o no.
—Tenías un arma... ¿Como diablos te paso eso?— Le gustará o no, lo tomo de la mano para poder llevarlo a que se limpiará la herida. Claro que iba a pinta de pequeños jalones, sabía que el mayor no se dejaría ayudar tan fácilmente.
