─ Agradezco mucho su comprensión capitana...

Atendió el saludo de su superior, haciendo alarde de esa seguridad que precede el impacto de su mirada, mostrando también en respuesta ese característico gesto con su diestra.
Se despidió y agachando un poco su cabeza muestra su cordialidad ante la dama, antes de dar media vuelta y avanzar con paso tranquilo hasta la entrada, atravesando la pasarela que crea la legión de guardias a cada lado del salón.

─ Descansen soldados!!...

Exclamó a mitad del recorrido, de inmediato un estruendo fuerte al unisono se dejó escuchar, siendo el mismo el golpe de las lanzas descansando sobre el acabado de mármol; las puertas se abrieron esta vez para permitir el paso de Aitor, quién se dirige directamente al puerto fuera de las murallas, para preparar a sus hombres y los barcos antes de salir en busca de sus aliados.