Aquel pelaje era bastante y claramente permitía dejar cosas ¿A la imaginación? Quién sabe, para los animales es completamente normal y la castaña no se fijaba en eso ni en una persona común.

— Uhh, Jago-san, es todo un placer —No esperaba aquella demostración de fuerza, su boca mostró una "o" hecha por sus labios en muestra de una exclamación de asombro alargada. Ya después de eso la confusión volvió a ella ante esos enigmas que le dedicaba aquel sujeto— ¿Las frutas hablan?

Se quedó unos momentos pensativa mientras pensaba si alguna vez había oído a una fruta hablar, toma una de las mitades de la sandía y saca una cucharita de un bolsillo para así comenzar a comerla, se aleja un poco del cuerpo ajeno ya que hacía un desastre al sumergir el hocico dentro de la fruta e irla comiendo así.

Semidesnudo, asi es como el lobo va por la vida. A veces cubierto por su capa, la mayoria de las veces por una suerte de calzon muy bien enrollado sobre sus verijas. Aly puede dar gracias de que esta noche lleva los dos puestos porque, que mas necesita? Del resto se ocupa la elegancia de su pelo.

- Jago! - Grita, muy animado, energico. Tiene que usar las dos manos para partir a la mitad la sandia, tiene la fuerza guardada entre cada garra para separarla en dos al abrir el compas de sus brazos, toda esa fuerza resorteandole en la espalda. - Tienes que prestar mucha, muchisima atencion, señorita. Te has percatado de lo que hablan las frutas entre si? Es claro que uno dificilmente las entenderia. No todos hablan Frutal. - Ofrece a su temporal compañera una de las mitades, en lo que sumerge el hocico, en el yugo blando y muy humedo de la sandia expuesta al deleite de sus papilas gustativas. Eso si, su ojo claro no la pierde de vista por mas ocupados que tenga los dientes.

Aquel manoton a la sandía provocó que la castaña se estremeciese por la fuerte impresión que le provocó el sonido. Entre tanta palabrería en la que se recriminaba por irrespetuoso terminaba en el mismo punto.

— Entonces, ¿Su nombre es? —Habia ella cumplido con éxito su misión de cuidar esa linda sandía, le siguió a paso suave hasta la banca, su vestimenta apenas constaba de aquel vestido azul hasta sus muslos, un chal que sostenia en la parte de adentro de sus codos, unas medias negras completas y unas botas. Se sentó en la banca y pico con un dedo la sandía.

— ¿Cómo puede saber Aly que está fresca?

"Mmmmmmmm..." Pensativo.

Una de las manos del mastodonte acaba dandole una "nalgada" a la sandia, la deja caer con todo el peso que tiene en el antebrazo pues le gusta escuchar el agudo embate de su palma en contra de la superficie lisa y endurecida del manjar.

- Aja! Sabia que si volvia todavia la encontraria fresca. - La extension de sus dedos logra imprimir el agarre necesario, como para poder tomarla con esa unica mano, la trata igual que un balon de basketball.

- Has dicho Aly, asumire que asi es como te llamas. En la mañana no tuve la oportunidad de preguntarlo. Que va... no tuve la cortesia de darte mi nombre. - Pone la sandia bajo su brazo, viendose oculta por la holgura de las mangas de la capa que le cuelga desde la nuca, le cae a traves de la espalda haciendolo ver todo un general de brigada. - Tienes hambre? Porque yo si. - Cualquier podria apostar que le dejo la fruta para que se la guardara. A donde rayos iria? Camina hacia una banca cerca.

Era tan impersonal, claro, el experimento 502 no podía darse el lujo de sentirse "Aleyn", claro que la otra, la que había escapado con el señor Silas tampoco era la verdadera, 502 no podía decirse a sí misma Aleyn, hablar en primera persona, siempre en tercera aunque la gente terminaba por tomarlo como algo tierno que podían ignorar. Cuando llega frente a ella su cabello es movido por aquella brisa hacia atrás, la despeina un poco pero luego todo vuelve a su lugar sin necesidad de usar sus manos, después de todo, esa ni era su apariencia real. Se gira para a un costado tomar una bolsa azul y levantarla del suelo, ahí tenía la sandía, extiende ambas manos sosteniendo la bolsa al héroe.

— ¡Aquí está!

"Extraño..." Piensa, al escuchar la manera en la que se expresa. Otra sola persona conoce que habla asi, en una posicion alejada de si misma. Sera una niña mimada o...

- De que hablas? Un heroe nunca llega tarde. Es el tiempo justo, ni mas ni menos, la hora a la que debia llegar. - Aperingada a sus mandibulas deja el fruto, mordiendolo ni tan fuerte ni tan debil, queda atorado entre dos de sus caninos teniendo asi las manos libres.

- Entonces debo tomarlo como un No? Todavia tienes sandia que pudiera robar. Donde la tienes escondida? - Con un giro de muñecas, el cuerpo entero del animal gira sobre la madera y levanta el cabuz para impulsarse fuera de la seguridad de la rama. Apunta a caer bastante cerca de la niña, tanto como para hacerle volar los pelos de la frente con la estrepitosa caida de su nada timido peso. El impacto de sus patas... no suena. Su cuerpo de alguna forma absorbe la locomocion del cambio subito de posicion. Ahora esta enfrente de ella.

— Uhm, pero no es de tarde, es decir, volvió tarde

La estudiante subía la mirada para así después de dejar una hoja seca como marcalibro poder cerrar aquel que estaba leyendo sobre el oficio del heroísmo, esos ojos azules calmos fueron hasta encontrar a esa enorme figura, se encontró con él en el momento exacto en el cuál aquel jugo de la manzana caía por su barbilla, le causó algo de gracia.

— Aly esperaba comerla con usted, Aly siente de mala educación no compartir con quién le dió ese regalo

- Te dije que volveria, o no? - Por encima de la cabeza de ella, una voz familiar cuelga a cerca de tres metros del suelo, alla trepada en un tronco grueso de arbol viejo.

- Ya te has acabado la sandia? - Acostado a lo largo de ese tronco, la figura marcial y potente del heroe voltea hacia abajo, apenas lo que su bultoso ser le permite para no acabar rodando del improvisado catre. Su cola es la unica que bailotea, pende por un costado mientras le sigue el ruido jugoso a manzana siendo mordida, por supuesto, embarrando de nectar la barbilla de semejante canido.