-¿Cuando no he sido directo? jajajaja.- una risa se escapó de sus labios mientras aquellos ojos dorados, permanecían fijos sobre ella. -tendré que hacer que esas piernas tuyas aflojen-
-Como dije, tu eres mi deber mas importante en estos momentos. Lo demás puede esperar.- respondió este, moviendo la mano para entrar en ella, aunque intentara dificultar la entrada.-Solo déjate llevar querida-
No pueden ser más que directas tus intenciones –le dijo la jovencita intentando mover un poco sus caderas para dificultar el que la tocará— estamos en la mesa,dónde tienes todo tus documentos de trabajo ..ehh!...
- Querida, tu eres el deber mas importante que debo atender ahora mismo.- respondió con una sonrisa llena de vicio, deslizando la mano diestra por el contorno de sus caderas hasta llegar a su entrepierna, donde se divertiría.- Estoy seguro que sientes muy bien mis intenciones.-
La rojita le encanta jugar con los sentido dle joven rey. Se mordió los labios propios, y miraba llena de picardía aquellos ojos negros que estaban frente a ella– no deberías estar terminando tus deberes?..
*Sus manos le sujetaban contra la mesa donde estaba recostada, sin perder el control del momento. Sus labios delgados entonces se aferraron a los de ella, intensificando el intimo momento, donde su lengua surcaría en busca de su gemela. - Querida, siempre me pones travieso.- dijo tras una pequeña pausa, separando el rostro para verla mejor. - Pero que pelirroja mas sexy tengo conmigo.-
-Entre el amor y el odio, es solo una linea. Yo no te odio, te matare con mas amor para ser justo- dijo este con cierto tono socarrón, acercando el rostro para darle un beso casto en sus labios.
Las ganas de darle un empujón, no faltaban, en el fondo ella sabía que lo que él decía era cierto. Si rostro se avergonzó y desvió su cabeza aún lado para que no se notará el rojo de las mejillas– te odio,¿Si lo sabes?.
*Una sonrisa aflora en sus gentiles labios, mientras la queda viendo lleno de lujuria con aquellos cristalinos ojos negros. - Querida, no estoy usando la fuerza. Solo deje que la inercia hiciera su trabajo. Al final, eres tu quien decidió quedarse en esa posición, donde yo suelo ser mas que el rey y dueño de tu cuerpo.-
