Un maldito tiro fallido. Eso fue suficiente para tener que perseguir al maldito soplón por dos horas. La noche en la ciudad podía ser dificil, pero sabía guardar secretos.
Tuvo que hacerlo a la vieja escuela, rompiendose los nudillos a puño limpio... Pero ya estaba hecho. Se arrodillo frente al cadaver con el rostro irreconocible. Y qué mejor manera de recuperar el aliento que fumar un poco de tabaco. Lo sé... La ironía era demasiada. Al menos había sido un error sin testigos... ¿Verdad?
Comenta sobre la revelacion de su verdadera forma de llamarse, aunque claro, aun no confiaba del todo en que le hubiera dicho la completa realidad, tenia experiencia en ese campo, pero el mismo ciertamente no tenia que esconder su nombre
-Es un buen doctor, especializado en este tipo de heridas. Quizas no te hubiera dado algo tan fuerte si no supiera que estaría yo aquí para cuidarte.
Le comenta con total tranquilidad, ladeando la cabeza antes de hacer un leve puchero
- No te veré mas? Vaya, es una lástima, y eso que nos estabamos comenzando a llevar bien.
