— ¿¡Hah!? ¿Y tú qué tienes que hablas así? ¿Acaso te mordiste la lengua luego de un golpe y no puedes hablar? ¡Quizá y eres peor de los que están haciendo sparring! ¡Hahahahahaha!—

Cómo era usual en él, no pudo evitar soltar una burlona carcajada al terminar de pronunciar sus palabras. No pudo evitarlo, de verdad que era la pronunciación más patética del japonés que había escuchado, podría apostar que hasta Carlos Rivera tenía un mejor japonés que el que tenía aquel extranjero frente a él. Sin embargo, a pesar de sus palabras, había notado que su mirada ciertamente era distinta a los demás de aquel gimnasio, sumado a eso, a pesar del sparring, lo único que retumbaba en las paredes del gimnasio era el sonido de los fuertes golpes al saco por parte del extranjero, lo que hablaba de aquella devastadora potencia que tenían sus puños. Podía decirse que aquella provocación había sido producto de la emoción y el instinto de lucha que se avivaba en él por aquel extraño sujeto; sin duda [+]