A propósito introdujo sus dedos dentro de ella, era como una especie de castigo provocativo. Le tapo enseguida con su otra mano los labios, sabía que iba a gemir.

— Si... Vamos a la habitación ~

— ¿Y si despierta?

Cuestiona en voz baja. Sin pensarlo se muerde el labio; la sensación de las caricias le hacían ceder a Alex.

— Vamos a la habitación. . . si . . .

— Deberíamos irnos a la habitación?... Pensé que estaba dormida

Dice pensando en su hija dulce, sin embargo continuaba en esas caricias que Eyra trataba de detener.

— Ah-Alex...espera...~

Sus muslos se tensaron por esa penetrante y lenta sensación en su intimidad. La tomó de la muñeca sin apartarla, sólo sujetándose de allí en lo que su voz sonaba plácida y susurrante.

— Ali podría venir . . .

Alex cerro sus ojos soltando un suspiro excitado al sentir esas lamidas y succiones, profundizaba en un vaiven lento en la boca ajena esos movimientos con su dedo. La lengua de su esposa era bastante traviesa para Alex. La azabache hizo a un lado la tela de las prendas e introdujo sus dedos despacio.

Se sintió atacada, sobre estimulada por esas manos y esos labios que la besaban.
Mantuvo sus piernas abiertas dejándose tocar por debajo de la falda, pero en cambio si detuvo esa mano que le apretaba el seno.

Esta la guió a su propia boca, besandole la punta de los dedos, guiando su índice dentro para lamer y provocar a su esposa entre jadeos bajos.

— ¿Por qué no?...

Con su mano abre las piernas ajenas para tocar su sexo por debajo de las prendas ajenas. Sus labios fueron al lobulo de la oreja de Eyra despacio dejando besos y succiones delicadas y provocadoras. Le gustaba el aroma de Eyra. Con su otra mano seguía apretando un seno masajeandolo.

— Eso es porque hemos estado . . .

"Distanciadas" pensó, pero no lo dijo ya que el toque de esas manos en sus senos le había despertado un súbito calor en el vientre.
Eyra suspira, acentúa mas la presión sobre las piernas de Alex y ríe sin vergüenza.

— Podríamos . . . ¿Pausas el trabajo para jugar conmigo? A-mor ~

Apretó con sus yemas las caderas de ella, Eyra sabía muy bien lo que podía hacer para provocar a Alex.

Acercó sus labios a la espalda de ella, en la zona de su hombro dejando besos y una mordida sutil.

— Oye... Me distraes muy fácil...

Sus manos se adentran debajo de las prendas de ella tocando la piel ajena.

— Amor... Tenemos rato sin jugar tu y yo...

Sus manos van subiendo hasta tocar los dos senos de su esposa, dejaba su respiración en el cuello ajeno mientras apretaba un poco más aquellos senos.

Ella aprovecha a dejar caricias en los brazos contrarios, y fingiendo pensar, mueve su cabeza lado a lado.

— No, tienes razón. Es tu deber pasar mas tiempo conmigo. Así que tengo permiso de distraerte...

Dicho esto se mueve, frotando sus glúteos en ella. Pensó que había sido sutil, pero en realidad no lo fue.