Respiro profundo y la abrazo por el cuello, la atrajo a ella, quería sentir su calor.
Alex en ese tiempo de calma, busca mirar despacio los labios de su novia, había empezado con unos suaves besos mientras le admiraba esa carita que Eyra tenía. A Alex le parecía hermosa.
— Eyra... Hice una investigación profunda... Uno de los abogados del buffet de mis abuelos los Black... Renunció luego de haber hecho eso con mi madre, de limpiarle su estatus... Renunció porque no se sintió justo siendo corrupto...
Le miraba débil, sin embargo tomo sus manos apretando suave.
— Quiero creer que no... ¿Debería hablar con mi mamá Nina? No quiero hablar con mi mamá Antonella... Siento que explotaría en cólera...
Estaba escuchando con atención, en verdad impresionada por ese descubrimiento de Alex. Pero sabía que ella estaba abrumada y en ese momento, no podía dar una opinión profunda.
Eyra se mueve sobre sus rodilla y deja sus manos gentilmente en los hombros de la joven.
— Escucha... No deberías sacar conclusiones precipitadas. Puedes hablar con tu familia...tiene que existir una explicación. Estas diciendo que tu mamá mató al hermano de tu otra madre... ¿No suena imposible? Calma.
La abrazo fuerte, continuaba llorando, su llanto se calmo luego de un largo tiempo.
...
Tenía su mejilla apegada al pecho ajeno, estaba más calmada, su energía se sentía bastante baja y sin más, hablo.
— Antonella mato al padre de aquel chico que es hijo de Luka... Mi tío por parte de mi mamá Nina... Al parecer fue de una aventura pero se encargó del niño de alguna manera a escondidas...
Mira a Eyra bastante triste apartandose de ella, colocando su espalda en la pared.
— ¿Sabes que más duele? Que los cargos de Antonella los eliminaron a pesar de que fue a juicio... Limpiaron sus antecedentes... El dinero lo puede todo Tsk...
Soltó una risa vacilante, se arremango su camisa por sus antebrazos.
Perpleja parpadea mirando el nombre escrito. Lo reconocido, su madre, una de ellas. A pesar de desconocer qué sucedía realmente supo que era algo malo cuando vio a Alex derrumbarse. Si, era malo se repite la chica mirándo a Alex. Porque su novia era la chica más amable y alegre que conocía. Si algo le estaba dañando así, se trataba de un tema delicado. Casi al instante, Eyra se arrodilló también. No dijo nada, la abrazó atrayendola al confort de su pecho. Sólo podía sostenerla contra sí, esperando que se calmara un poco.
No sabía por dónde empezar, las lágrimas se le salían de a poco, sin embargo se las quitaba con sus manos.
— Tuve un... Tío... Al cual nunca conocí porque...
Quedó en silencio negando, su mirada estaba perdida, todo tenía sentido. Alex volteo a ver su pizarra con fotos y documentos anotados y pegados allí. Se levantó y fue hacia esa dirección. Tomo un marcador y en una zona donde había un círculo cerrado con un "?". Alex escribió dentro de ese círculo. Un nombre femenino el cual era "Antonella". Al leer ella misma dejo caer el marcador y las lágrimas no tardaron en volver a salir. El llanto en Alex se asomo con más fuerza cayendo de rodillas al suelo.
Para Eyra ese documento no tenía sentido. Tal vez estaba frente a un caso tan importante que se sentía tonta por no entender. Dejó el documento y se agachó a la altura de la pelinegra, quien estaba sentada.
— ¿Qué es lo que está ocurriendo? Alex, calma... Si es algo serio deberías decirle a tu jefe lo antes posible...
Volvió a mirar el papel sobre el escritorio. Veía la fotografía del hombre joven y para Eyra, seguía sin tener sentido.
Alex miro a Eyra sin decir nada, solo le acercó el documento de investigación sobre aquel hombre, a su vez el documento de hace veinte años que investigaba.
— Estoy... En un serio aprieto...
Solo respiro hondo, Eyra miraría un nombre ruso y un apellido ruso que tenía que ver con Alex. Al parecer aquel joven de la edad más joven que Alex, era hijo de un ex sicario ruso, el cual fue asesinado por alguien de una supuesta mafia italiana. Alex sabia la verdad por otras investigaciones que hizo por fuera y todo tenía ya un sentido.
— Mi jefe aún no tiene idea Eyra... Pero yo si entiendo lo que está ocurriendo...
Estaba pálida, muy pálida, sentía ganas de vomitar.
No le llamó la atención el mensaje, por el contrario se había emocionado porque le gustaba visitarla en la estación. Eyra entró y cerró la puerta, mirándola.
— ¿Por qué está tan oscuro aquí? Me gusta.
Bromea y se acerca un poco al escritorio. Cuando pudo apreciar mejor el rostro de Alex, dejó de sonreír.
