— Te amo yo a ti mi Eyra hermosa...

Se aferraba a ella, era un sueño aquella chica que había conocido en aquella cafetería. Pero no la soltaría, no lo haría.

La amaba, era en lo único que podía pensar cuando tenía en frente ese rostro feliz y emocionado. Amaba a Alex como a nadie, y quería tenerla por siempre.

Volvió a abrazarle besando sus mejillas, limpiando con sus besos esas lágrimas que se encontraba.

— Te amo...

Alex era tan sentimental que no pudo evitar sonreír tanto, tanto que sus ojos se aguaron y lloraron un poco en risas de felicidad, coloco el anillo en el dedo de su prometida.

— Lo siento... Es que estoy muy feliz... ~

Se limpia con su dorso sus propias lágrimas.

Tenía una sonrisa de puro amor, esa expresión que a nadie le había enseñado antes. Un rubor se asomó en sus mejillas por ese apodo, y ríe.

— Que romántico fue nuestro primer encuentro, ¿no? Como de película...

Habiendo recibido dos besos dulces, Eyra acaricia los hombros de Alex y plasma un beso suave en los labios de su chica.

Decide separarse despacio un poco, alzando su mano frente a Alex.

— Ya puedes colocarlo en mi dedo, futura esposa.~

La alcanza dándole una vuelta, no se hubiese imaginado llegar a esa etapa en su vida, pero se sentía feliz, se sentía feliz de casarse con ella, de haberla escogido a ella.

— Mi Eyra ~

La baja mirandole y sonriendo dulce, le tomaba de las mejillas acariciando estás.

— Me haces tan feliz... Mi chica de la cafetería ~ ♡

Besa su frente y luego la punta de su nariz.

Estaban frente al atardecer en el balcón de esa casa junto a la playa, Eyra volteó a mirarla.
No era un sueño, su hermosa Alex le estaba haciendo esa pregunta que nunca imaginó escuchar.
Una sonrisa suave emergió en sus labios, el corazón le latía desbocado al asentir.

— Si Alex... me caso contigo, por supuesto que sí...

La rodea repentinamente en un abrazo llena de emoción.