Estrella brillante, si fuera constante como tú, no en solitario esplendor colgada de lo alto de la noche y mirando, con eternos párpados abiertos, como de naturaleza paciente, un insomne eremita, las móviles aguas en su religiosa tarea, de pura ablución alrededor de tierra de humanas riberas, o de contemplación de las montañas y páramos.