«Esto no es divertido, es un ciclo sin fin. ¿Querido Dios, dónde estás? Escucho a los demás pero no a ti. Sus voces, que mierda de palabras. Chillan y se quejan tanto que me recuerda por qué los prefiero en una bolsa. ¿Estoy sobrepasado? ¿Estoy exagerando? Maldición. No lo sé, vueltas y vueltas. Al final todo se trata de eso. ¿Mañana volveremos a hacerlo?»