- No quiero morir... -Su voz se apagó instantáneamente, perdiendo toda esperanza de vida, porque sabe que al regresar al colegio le esperará un castigo que le costará algo más allá que su libertad, quizá termine en un sótano golpeada y con el sabor de la sangre inundando su paladar.-

- ... .. -Sapphire comenzó a llorar, inclinando su cabeza mientras las lágrimas brotan de sus mejillas y caen al piso, viendo al chico alejarse.-

—Fuck, ¿Cómo mierda sacas las cosas de contexto? Dije carnicería, vacas, cerdos, esos animales que te gusta comer en hamburguesas o los almuerzos. Debería llamar a la policía por querer contratar un loco con un cuchillo.

Dijo y sin más buscó caminar, no quería nada que ver con esa chica. Tomó sus cigarros y aunque tenía la mascarilla encendió el mismo y fumó aún así. No fue hasta que le dió la espalda que con un brusco jaloneo rompió la mascarilla y siguió su rumbo.

- ¿Accidentes? ¿Trabajo? -Sapphire abrió sus ojos con verdadera sorpresa, palpable sorpresa que pronto se convirtió en una ráfaga de preguntas relacionadas al ámbito de la venganza y la sed de sangre.-

-¿Eres un asesino? ¿Podrías ayudarme si te lo pidiera? Incluso... ¿Enseñarme a matar? -Se aproximó al caballero de oscura cabellera en ése acto de llamada confianzuda, sin perder el mínimo detalle, sin temerle a nada.-

Alessandro alzó la ceja, no sabía si le estaba hablando en serio; pese los rastros que podían evidenciar sus actos, la ausencia de heridas en su cuerpo era prueba suficiente que la víctima no era él.

—¿Esto...? —dijo tomando el pañuelo para devolverlo inmediato—, la carnicería dónde trabajo. Estos accidentes suelen suceder.

-Y por vez primera ella sintió dolor por otra persona más, en ésa oscura vida de victima por un ser dominador.- -¿Qué te hicieron? -Su dulce voz, cuán angelical y apagada resonó al mismo tiempo que extiende su pequeña mano ofreciéndole un pañuelo limpio, mostrando un gesto de empatía por aquel muchacho de oscura cabellera.-

-Paciente esperó respuesta, fijando su cándida mirada en él.-