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-Ese tipo de lugares tan brillantes y coloridos le recordaban su infancia, antes de venirse a vivir a América. Antes de todas las desgracias. En la casa de su abuela había un jardín similar al que tenían enfrente solo que el de ella tenía más flores, de todo tipo y un pequeño invernadero. Le dolió el corazón y sintió una punzada en el pecho, frunció los labios hacia abajo paso saliva aprovechando que todavía no estaba a su lado el pelinegro. Termino por apoya el codo en la mesa y a su vez la mejilla en la mano, quizá le hablo alguien, pero no se dio cuenta revivió por milésima vez el recuerdo de su Nonna y se aguo un poco el semblante. Reaccionó al escuchar la voz de Sandro...-Hey...- lo miro con a penas una media luna en los labios. -¿Es bonito no? - señaló el jardín a un costado de su mesa, ahí de nuevo se acercó la mesera por lo que ella volteo la mirada aprovechando la distracción para enfocarse en los colores nostálgicos, de todos modos él ya sabía que iba a pedir. -
le parecía raro sí mientras la orden llegaba todo quedase a solas, Nico y él a solas abarcando todo un local sonaba hasta deprimente.

—Y me preocupaba de un puto cigarro —Se dijo, buscando por el lugar a su compañera hasta que la vió hacia el fondo, al parecer había encontrado algo de su agrado—, buonanotte signorina —dijo en un mercado italiano conforme tomaba asiendo a lado suyo.
A diferencia de ella, él no entró inmediato. Tenía un cigarrillo a medio fumar y tirarlo no era cosa de Dios. Se tardó lo que tuvo que tardar. Tres minutos tal vez. El local con un letrero de neón y esa minimalista estructura por en frente hacía la imagen de un restaurant de cadena chica compitiendo contra las cabezas del mercado, y eso daba buena señal, el eslabón más débil de la cadena tiende a ser alguien que recién emprende y busca explotar sus habilidades para crecer su negocio. Son las cadenas como las hamburguesas Carl's que la encaprichada rubia mencionada que hacían la comida peor que la mierda.

Alessandro por fin entró, su mirada se fijó en todas las mesas y las cuatro sillas por cada una, hechas de madera, sobre la mesa un pequeño mantel que cubría el centro dónde estaban las salsas, servilletas y recargado a estos; la carta con el menú. La gente no parecía apreciar mucho el local, había apenas un grupo de personas, diez a lo mucho. Algunos ya terminando su comida que no
—por que era un lugar que sobresale de su cotidiano.-
Me da lo mismo. ¿Sabes? Siempre he pensado que no pertenezco a ningún lugar, ni en Italia ni aquí... Eso es más mierda. -Rió con sarcasmo siguiendo sus pasos parecía estaban muy cerca, ya podía vislumbrar el ostentoso letrero pero debía admitir que huele muy rico. -A la mierda el puto pay de manzana, no me gusta. Si hay algo americano que me fascina es la jodida hamburguesa con papas fritas de Carl's sería lo único de resto ñeh..- Le dio un manazo por inercia y para cuando quedaron frente a la puerta lo volteo a ver, respondió su gesto abriendo los labios para darle una calada al cigarrillo sin tomarlo ella con sus dedos. - y yo creí que preferirías comer perro o gato..- apretó los labios cruzando miradas con él sacudió sus pies y se dispuso a entrar en el lugar, busco con la mirada hasta que fue hacia una mesita que daba hacia un ventanal trasero donde había un enorme jardín. Sus ojos se abrieron como si fuera una cría y fue a sentarse inmediata por temor a que le ganarán el lugar y p
—Debe ser una mierda desentenderte en regiones que son tus propias raíces —Soltó sin pensar, conforme iba tomando un cigarrillo. No le parecía tan extraño si Nico fue mandada fuera del país, quizá entre la paranoia de su padre quería mantenerla a salvo, y fuera del territorio lo haría posible. Eso o la rubia era un dolor en el culo, cosa que en veces comprobaba. De sólo recordar esa encaprichada actitud no tardó en buscar el mechero para prender fuego a su tabaco—. No sabía que te gustaba el café. Creí que preferirías un pie de manzana o hacer parrilla mientras miras monster trucks en tu patio trasero.

Soltó entre risas, lo poco que sabía o entendía de la USA eran esas generalizaciones de americano promedio, posiblemente de Texas, o alguna mierda así. Sólo después de una larga calada puso sus dedos con el cigarro en los labios de Nico, ofreciendo que calara antes de entrar al local. Ya habían llegado y le pareció el momento justo de ponerse a fumar.
No sé, me fui muy joven de Italia al contrario que tú, está peste americana es más familiar para mí. -Se encogió de brazos, al no haber nadie más de su familia no tenía razón o motivos para ir a Italia, de hecho prefería tener una vida en lo medianamente posible muy ordinaria o simple como quisieran llamarle, pese a ser todavía una jovencita. -Tal vez, me da igual. Todos sangran y mueren. - arrugo los labios, ella no se hizo cargo de lo poco o nada que quedó de la organización, si caía por si sola pues bien. Si Tommy la mantenía sería problema suyo. Ella ya no tenía nada que ver con eso. -Se postre quiero tiramisú con gelato..- recordó aquella palabra solo por el gusto de lo dulce pero termino por chasquear la lengua con desdén aunque mantenía la pequeña sonrisa en su boquita de muñeca.-
—¿Por qué no tendría antojo? Viví en Italia desde que tengo memoria.

Aunque se trataba de una infancia entre las calles, conflicto y drogas, Alessandro tenía más nacionalidad Italiana que de la propia China. Ya había olvidado hacia mucho su lengua natal como los modismos. ¿Un chino que no sabe comunicarse con los suyos? Alessandro era un fiasco.
Siguió un poco más a Nico, procurando que en su andar invertido no se golpeara con nada ni nadie, se adelantaba en busca de orientar a la rubia hacia el destino. Aunque lo último que ella dijo lo dejó pensando.

—No creo que sean buenos sólo en eso. Sus grupos organizados son también algo de lo qué hablar.

Dedicando una sonrisa, casi cómplice y divertida. No podía ver con inocencia a la mujer a lado suyo sabiendo que la bastarda tenía el apellido de un hijo de perra que le pudo haber costado la vida más de una vez.
-Se giro a verlo con la mirada entrecerrada aguantandose las ganas de reír...- ¿Me estás jodiendo? O ¿De verdad tienes antojo de eso?- snifo por la nariz caminando de espaldas, lo decía en serio quizá por su acento ya había olvidado su nacionalidad. Pero le parecía una irónica broma. -si para algo son buenos los italianos es para la pasta y el vino...quiero pande ajo con mozarella y pizza margarita ..- le dedico el dedo medio y con la misma impulsividad se giro a seguir sus pasos aunque él fuera quien debía indicar el camino, parecía extrañamente de buen humor. -
Cuando sintió la mano de Nico una pequeña mueca confusa fue la respuesta involuntaria de su rostro. Esperaría un puñetazo, mala cara o cualquier rasgo de agresividad típico en ella.
Justo ahora una muestra de calidez que repentina se transformó en una tímida molestia fue la mejor forma de decir que vaciló al instante.

—¿Comer? Suena bien. Hay un puesto italiano dónde el fetuccini es excelente —Siguió detrás de la rubia, con ambas manos metidas a los bolsillos—, un vino estaría bien, también.

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