Delante del menor se encontraba un camino realmente escarpado hacia la cima; que se encontraba, aun en tercio del camino, tenía mucho que recorrer, no sería fácil se estaba abriendo camino a las fauces de la bestia, una que no debía ser molestada; como el mar cuando se encuentra embarbecido y los marineros incautos siguen como si algo les hechizara, como el canto de una sirena metafóricamente hablando.

Mas avanzaba el camino se estiraba dando la ilusión que se alejaba ¿era mejor detenerse? Desistir ¿Cuál sería el grado de su ambición? A todo esto una de las potestades de los 7 jinetes se encontraba sentado en los que sería el comienzo del fin pero el principio de todo. La probabilidad era tenue pero firme gracias al hecho de que había pedido permiso para entrar gano méritos, los demonios como mejor conocidos en aquel lugar como Yokais no lo tocarían.