-Mientras pensaba sus ojos estaban fijos en los contrarios, sintiendo como una gota de lluvia golpeo su nariz y luego seguida por muchas más formando una cortina, termino completamente empapado en menos de un minuto. Ahora tendría que alzar un poco más la voz para que le escuchara, pues no sabía si podría oírlo por sobre el sonido de la lluvia. Pero no quedo desapercibido aquellas formas asemejándose a gigantes, no puso, le dio terror e pánico.-

……. Lo q-que… lo que….
-Temblaba como si de una hoja se tratara pero respiro como su madre le enseño y tomo el toro por los cuernos.-
Lo que un hombre gana al perderlo es la realidad e cruda verdad de no supo cómo mantenerse en pie delante las tormentas que lo abatieron, es la verdad lo que gana.

-Remarco sus palabras permaneciendo firme sin titubeos, dando un paso hacia adelante entrando en el espacio personal del mayor queriendo hacer entender que no sentía miedo de lo que se estaba enfrentando, pues; la verdad siempre a erguido su m

-Justo cuando su pie izquierdo toco el escalón seguido por el derecho dio de frente a él la imagen del hombre, sus palabras vinieron de menos a más; Alessandro permanecía impoluto con el semblante intachable, dando el tiempo suficiente para contemplar el escenario por completo, no tenía que decir lo obvio pero era mucho más grande de lo que pensaba pero allí entraba el defecto por efecto, por otro lado no era para nada tonto aunque delante de mucho fingía serlo.-

Buenas Tardes señor ¿carne nueva?
-Respondió solamente cuando termino de hablar quien se suponía era el adulto del lugar, escucho su preguntas una más contradictoria que otra, primero le pregunta ¿que desea? y luego ¿Qué gana un hombre que perdió todo? Pensó su respuesta meticulosa mente buscando entre sus recuerdos de libros que previamente había devorado por así decirlo con su madre para dar con una respuesta que sirviera como ancla para dar con algo más que un simple “nada”...

Dado las demonstraciones del menor esperaba una respuesta digna, mientras una nube comenzaba a dejar caer las primeras gotas al suelo antes de escucharse como un torrente se abría paso a la tierra; marcando cada figura demoniaca que se encontraba detrás del jinete mejor conocidas como una legión y es que en donde decidió aventurarse el menor no era más que una entrada a lo que nunca se debe dejar tocar la tierra.

Bajo la aténtenla mirada de un águila no perdía un solo movimiento del menor, ni siquiera se inmuto cuando lo vio detenerse, sus pensamientos estaban enfocados única y exclusivamente en la situación que se metería el menor; pero hasta los momentos por el camino resultaba ser el correcto. Poco más le faltaba para llegar hasta donde se encontraba el, solo un poco más y abría llega a su destino. Con los brazos abiertos haciendo una exclamación al igual que una especie de Bienvenida bastante bizarra, demostrando su dentara al joven terminando por colocar su mano en su ojo izquierdo con gran dramatismo soltando la respectiva risas.


El silbido que se formó entre las copas de los arboles más el cambio drástico en el ambienta, aproximándose una ventisca que atraía una tormenta exponencialmente caótica amenazaba en no darle tregua al menos bloqueando to

Fijándose en lo que parecía ser un hombre al final de las escaleras del templo ¿Podría sorprenderse más de lo que estaba? Recordando que su desapego estaba siendo usado también para no ser sorprendido por algo como “llamas que iluminan el camino o ancianos en túnica” ahora, yacía la silueta de un hombre en la cima.-

-En cierto tramo se detuvo apoyando sus manos sobre sus rodillas recupero el aliento perdido, manteniendo su convicción intacta, nada mucho menos algo lo detendría a llegar al punto en cual se encontraba la cima. Su madre muchas veces le contaba historias basadas en hechos históricos y como los tan resonados héroes de guerra pese a las dificultades llegaban, vencían, aunque su costo fuera elevado “No rendirse” esa era la palabra que su madre decía siempre, además de que pese Alessandro parecía un niño cuando estaba al lado de ella su realidad por mucho había jurado ser ese, ese en el cual cuando su familia lo necesitara fuera capaz de enfrentar todo, y cuando se refería a todo ¡Era todo! El no abandonaría una decisión tomada.-

El vaso esta medio lleno, no medio vacío.
-Afirmo con ese hilo casi imperceptible en su voz, saco la botella de agua de su morral tomando un sorbo, se sintió regenerado con un golpe de erguía, lo uso a su favor y avanzo con mucha más determinación que antes..

Delante del menor se encontraba un camino realmente escarpado hacia la cima; que se encontraba, aun en tercio del camino, tenía mucho que recorrer, no sería fácil se estaba abriendo camino a las fauces de la bestia, una que no debía ser molestada; como el mar cuando se encuentra embarbecido y los marineros incautos siguen como si algo les hechizara, como el canto de una sirena metafóricamente hablando.

Mas avanzaba el camino se estiraba dando la ilusión que se alejaba ¿era mejor detenerse? Desistir ¿Cuál sería el grado de su ambición? A todo esto una de las potestades de los 7 jinetes se encontraba sentado en los que sería el comienzo del fin pero el principio de todo. La probabilidad era tenue pero firme gracias al hecho de que había pedido permiso para entrar gano méritos, los demonios como mejor conocidos en aquel lugar como Yokais no lo tocarían.

-Había dicho que sí haciendo hincapié; las palabras de un hombre son las que disputan su camino a seguir si llegara a dudar entonces ¿sería capaz de llamarse a sí mismo hombre? Esta pregunta se la hacía un niño de 4 años con una mentalidad realmente desarrollada para su edad, sería sorprendente para cualquier adulto entrar a su mente y reconocer que dese a su tamaño en su interior tenía más rasochineo en la punta de su dedo meñique que algunos. Se adelantó a los acontecimientos quitándole cierta importancia, claro que con cierto desapego emocional ya que cualquiera con tres dedos de frente ya estuviera dando media vuelta y de regreso para la casa, pero no Alessandro.-

Oji-san con permiso.
-Subió las escaleras, un pie tras otro siguiendo sus órdenes dejando atrás a aquel anciano, dando un último vistazo y encontrándose que no estaba, se lo había tragado la tierra. Conforme caminaba sus piernas al ser cortas comenzaron a dolerle en gran madera, pero el no se detendria.-

El brillante día que se formulaba bajo las copas de los arboles danzando cada vez que el viento se colaba entre sus ramas, el canto misericordioso de un dios en abandono ¿podría ser transformado? Los pasos que se escuchaban cuando aquel monje termino de hablar al menor que yacía parado en frente de las columnas, decisiones que tenía que tomar por sí solo, aventurarse o darse media vuelta e regresar donde su madre pero el regocijo apenas comenzaba.

La bienvenida y el llamado fueron claros con el rose sutil del ventó y una especie de llama que hizo acotación encendiendo la entrada.

??: Entraras, entraras a rendir tributo.

-Que tenía pensado hacer el infante mientras miraba con clara curiosidad la entrada de aquel templo, adentrarse en el sin importar que; pues su curiosidad podría más que cualquier otra cosa. Sobre su hombro se encontraba un morral perfectamente preparado, desde que había encontrado aquel sitio en los terrenos de su madre deseaba salir a explorarlo claro que tenía su celular condigo al igual que una tobillera especial por si se presentaba algún contra tiempo.-

??: Va a rendir tributo a los Dioses pequeño

-La voz distorsiona carrasposa le erizo cada parte bello su pequeño cuerpo en crecimiento, supo cómo disimularlo tras negar con la cabeza, el mayor bestia con las típicas ropas desgastadas por el tiempo pero tan pulcras que resultaba alarmante ya que en un lugar por más cuidados que se fuera tenía que ensuciar su ropa-

Si –Mintió lo mejor que pudo-
??: Ten cuidado con los Dioses entonces y entrégales tu mejor ofrenda.