Sus palabras fueron como banderazo de salida para la telepata quien irrumpió en la habitación con la bolsa de maní como objetivo principal.
La tomó y ya en su poder la abrió tomando maní por maní ingresandolos en su boca.
—Gracias por el maní...

A ver veamos, lo natural seria preguntarte como entraste la casa de mi madre pero, estamos acostumbrados además eres mi amiga.
-Afirmo con calma mientras de fondo se escuchaba a los zombis atacando a las plantas, extendió su mano y abrió el paquete de maní enseñándoselo. Realmente le restaba demasiada importancia al hecho que estuviera allí pero no le molestaba la compañía.-

—¡Wha! — Exclamó replanteando el ingresar en la habitación. Pero me preguntará como llegué...
Ese recuerdo le detuvo, luchó internamente en contra de su monstruoso gusto por el maní. ¿Ir o no ir?

-Le pareció extraño que se mostrará tímida pero a su vez le era tierna, rio por debajo mientras continuaba jugando a plantas vs Zombie pero esto no quería decir que no estuviera pendiente de ella pues de soslayo estaba atento a sus movimientos.-
¿Te quedaras allí? Tengo ponkys y unos manís.

Se quedó escondida tras la puerta, únicamente asomó un poco su cabeza antes de esconderla igual. ¿Cómo iba a explicar su aparición? Podía pero... no debía. —Hola...

-No tiene la remota idea de como entro a su habitación pero le resta importancia, le sonrie y palmea el puff a su lado para que se sienta y coma si eso desea.-
Hola Anya bienvenida.

—¡Pocky!