—No hice sino seguir los pasos del destino, pues, ¿quién podría haber adivinado que quien buscaba estuvo caminando a mi lado durante todo ese tiempo? Te encontré porque así estaba escrito; ahora, será menester descubrir si las páginas nos deparan un futuro donde ambos continuemos la senda al unísono. Soy tu siervo, Ériu; no olvides que tú eres la esperanza de Xeivia.
—Tus palabras son dulces y humildes pero Xeivia no olvida el enorme servicio que brindaste para con el reino. De no ser por ti yo seguiría en los bosques siendo una chiquilla solitaria con sus artefactos de alquimia, y la dureza de mi tío habría marchitado toda la extensión de tierra que por derecho me pertenece. Eres más que digno, eres mi amigo... Y nada me haría más feliz que tenerte a mi lado el resto de mi reinado y más allá, si las estrellas y los dioses nos lo permiten. No tengo nada que pensar, mi opinión prevalecerá.
—Ha sido un honor enorme e inmerecido que me confiaras Xeivia, Ériu; me hacen falta experiencia y carácter para llevar las riendas y estar a la altura del cargo. Si, cuando vistas el manto real, aún me consideras digno de aconsejarte, aceptaré con humildad.
—Oh, sí. Ha sido muy provechoso, la reina Kassia es toda una regente digna de admirar. Su porte me inspira, de verdad ansío seguir sus pasos... Aunque, por ahora, yo sé que Xeivia está a salvo en tus manos, creo en ti y por eso te elegí regente mientras tengo la edad necesaria. Después de eso me honraría que decideras quedarte como mi consejero.
—¿Gracioso? A mí me parece triste, se aferran a tecnicismos y esperanzas sin fundamento; renuncian a su honor por disputarse un trozo de tierra y algo más de poder, como si no tuvieran suficiente. Más allá del consejo, Ériu, necesitamos de tu guía; espero que tu aprendizaje en Arcadia esté siendo provechoso.
—Sinceramente ya parece más un juego de mesa, no puedo evitar encontrar lo irónico. Yo jamás quise la corona pero me convenciste de tomarla; sin embargo, aquellos que la ansían no la portan. Es, hasta cierto punto, gracioso. No te apures, he visto su propuesta y me parece que no tiene poder, el consejo se ha reunido para desalojarlo. No podemos permitir otro tipo de traición.
—Creo que, desde el último incidente, había quedado claro que no hay gente de fiar entre la familia. Habrá que tomar medidas... No permitiré que de nuevo intenten quitarte lo que es tuyo.
