— Quedó algo perpleja, tanto por la agilidad de aquella delgada mujer rubia así como por el hecho que, realmente sin esperarlo, fuese a quedar "en el aire" cuando intentó acercársele. Por dentro se moría de pánico, pero suele disfrazar su timidez o temores con una personalidad fuerte e implacable. Lástima, parece que aquella chica de armadura que había visto de lejos de hace un tiempo estará fuera de su alcance.

Parpadeó, cerró los ojos y suspiró. Entristeció, sí, pero retomando la compostura sólo cruzó los brazos a la altura de sus pechos, que de por sí no eran los más grandes tampoco, y volvió a sonreír de forma gentil.—

Vaya, qué sorpresa... A mí también me gusta alguien, pero creo que no se podrá. Espero que puedas conseguir ese beso y demostrarle lo que verdaderamente sientes.

¡Estoy segura que lo podrás lograr!

Apareció la chica frente a ella causando que diera un pequeño salto del susto, pero nada comparado a cuando aquella mujer de enormes ojos, mirada confiada y suaves manos le tomó por las mejillas, Aldara no pudo evitar sentir cómo su corazón latía a mil por hora. Sentía que se le iba a salir del pecho, cómo jamás lo había sentido en el campo de batalla en la más difícil de estas.
Observaba cómo si estuviese todo en cámara lenta cómo aproximaba ese bello rostro al propio, no podía moverse, sentía que le flaqueaban las piernas.
Sin embargo, al momento que estaba a punto de plantar sus labios en los suyos, flexionó las rodillas muy rápido escapándose del suave agarre contrario y quedando en cuclillas abrazando sus rodillas.

─ L-Lo, Lo siento... es que, no puedo... perdóname. ─ tragó saliva con difícultad. ─ Es que... hay alguien que me gusta y quiero que mi primer beso sea con esa persona... ─

Oh vamos, es fácil.

— La voz de aquella mujer cuya apariencia entera era casi como un safiro, largos cabellos violetas, similares a sus ojos y cortas prendas parecidas a las de su contraria dio uno que otro saltito sobre sus botas al ver que esta le dio la espalda.

Con gracia volvió a situarse frente a la rubia de pequeños pechos, ahora a corta distancia pues de sorpresa saltó frente a ella.—

Mira, así... ~

— Con sus finas manos tomó las mejillas ajenas que eran como tomates enrojecidos. Se le acercó y ladeando la cabeza un poco plantó un beso sobre los labios ajenos.—

─ Oh... ─ sí lo había visto. Aldara estaba petrificada de la vergüenza, no sabía qué decir. Sin embargo, todo empeoró cuando la hermosa chica con unos ojos violetas intensos le preguntó si quería un beso.

─ Eh... Y-Yo... No sé besar... ─ le dio la espalda, no quería que viera lo roja que tenía la piel de las mejillas. Sentía que su piel ardía.

Pues, a mí me pareció que querías un beso. Lástima que para eso se necesitan dos.

— Posó su izquierda sobre su cadera, la cual había sacado un poco a causa de ello. Le miró con picardía y, extrañamente, cariño.—

¿Quieres hacerlo?

─ ¡No es lo que tú crees! ─ todo dependía de lo que ella haya alcanzado a ver.

— Sólo rió de forma entusiasta. Sus ojos color violeta brillaban acompañando el ánimo que tenía la mujer hoy que estaba de buenas.—

¡Hola!

─ ¡¿Eh?! ─ se sobre exaltó debido a que le habían pillado practicando cómo besar.

─ ¡Ah! ¡Yo!... ¡Hola! ─ sacudió la cabeza nerviosa.

Chu!