— Jmjmjm, cómo una entidad del equilibrio, no pudiste haber elegido un camino más maltratado y rocoso, querida Akasha... ¿Entiendes realmente lo que estás a punto de hacer y el viaje al cuál estás a punto de zarpar? Las atrocidades abismales que yo y los míos hemos enfrentado son... Nah, hablo como si fueses alguien a quién debo advertirle algo... Sólo diré que son divertidas.
Admitió el varón con una sonrisa maliciosa, entreabriendo sus fauces para así dejar salir un suave bostezo, que sonó como un pequeño gruñido. Aún se mantenía adormilado, algo jorobado, debilitado por su largo letargo, cosa que era común al menos hasta el momento en el que volvía a activar todos sus sellos, y su energía volvía al tope.
