Por lo general, trataba de mantenerse siempre cerca de sus hijos, así cuando éstos comenzaran a llorar, éste acudiría de manera inmediata, así su madre podría tener algo de descanso. Esta vez no fue la excepción, acudió tan pronto escuchó el escándalo que aquellos mellizos orquestaban. Cruzó la puerta de la habitación y al acercarse les miró preocupado.

— Oh, ¿Qué sucede Zeki, Akilah?

Cuestionó sin esperar respuesta y se acercó para alzar primero a Akilah, acomodándola sobre su brazo derecho; por otra parte, le costó un poco de trabajo, pero finalmente acomodó a Zeki en su brazo izquierdo. Cargó a ambos en un intento por calmarles empleando un tono suave.

— ¿Que sucede, pequeños? Ya, ya... calma.

A prisa se asomó a la habitación de los gemelos y al verlos llorar, una pequeña gota de sudor rodó por su sien. Con suavidad cargó a ambos y los meció con lentitud tratando de calmar el llanto de los bebés.

— Tranquilos, no pasa nada. Mamá está aquí. No tienen porque llorar, nadie les va a hacer daño.

Entre sueños escucha a su hermano llorando y ella también comienza a llorar porque la despertó y aún seguía con sueño.

¡BUAAAAAAA, BUAAAAAA!

Regularmente Zeki dormía cuando Akilah despertaba y lloraba.
Y aunque no era mucho el tiempo que lo hacía porque papá o mamá aparecían para ser cargada, está vez, él lloraría con gran sentimiento para provocar el llanto en su melliza, como castigo por despertarlo a menudo. [?]