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Rol privado con gladius crownsguard:
*Después de la graduación de la academia kuo cada miembro de el club de ocultismo tomó las vacaciones donde quiso, la mayoría con sus familias , akeno es la única que no tiene una familia, al principio sintió nostalgia , pero volvió al templo a seguir meditando , la paz de el templo le cayó muy bien, ella sabía que primero debía reconciliarse con sigo misma, lo logro, eso era lo que necesitaba para estabilizar su magia, encontrar la paz interior, aquella tarde en la puerta del templo ella se despedía de la otra Miko relevandola por la siguiente semana *
 
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*habían pasado apenas unos diez minutos desde que la anterior miko se fue , akeno se encontra barriendo el suelo formando un sendero ancho entre la alfombra de pétalos de cerezo, cuando una voz varonil repentimante la saludo , de espaldas akeno luce su largo cabello atado en una coleta de caballo , pero su figura voluptuosa y fina se relata aunque el uniforme de miko sea flojo y cómodo, ella dio media vuelta para sonreír ante el vicitante , se le nota que es un viajero ...*
Akeno: - buenas tardes, bienvenido viajero, siéntase cómodo de.descansar aquí , puede pasar -
*La gentil sonrisa de akeno se mantuvo, akeno solo dijo eso y a dio media vuelta para irse caminando adentrándose en el templo , con solo si caminata el contoneo elegante de sus caderas se hacen notar aunque traiga el amplio hakama rojo*
GladiusCrownsguard · 31-35, M
05/21

¿Hace cuanto había sido? Tal vez más de seis meses, desde que se había separado del príncipe Noctis y ahora vagaba por el mundo en busca de volverse incluso más fuerte. Ahora que su único temor había sido disipado, el miedo a no poder proteger a nadie.. lo superó. Y lo único que le queda es asegurarse de que su escudo no vuelva a ceder jamás.

Justo se encontraba en una villa de aspecto occidental. En una tierra donde había guerreros increíbles. Las leyendas de la espada Genji preceden de esta misma nación. Y en su búsqueda, parece haber encontrado un templo. Un santuario de algún tipo.

Subió los escalones, cientos de ellos. Entre más se aproxima a la cima, se veían racimos de flor de cerezo. Un paisaje hermoso sin duda. Y al final de los escalones, una figura femenina aguardaba. Para evitar conflictos, lo primero que hizo fue saludar. Con un acento extranjero muy marcado.

[b]— Buenas.. Mi nombre es Gladius. ¿Podría ayudarme? Busco a los guerreros de esta nación.

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