Finalmente sus memorias sobre aquel día acabaron, apretó sus dientes y colmillos con fuerza, y sus dedos se presionaron por sobre la capa que solía llevar, dejando salir un suspiro pesado y largo. Sus írises se hicieron intensamente en un color carmín, brillando entre cólera y tristeza ante la pérdida de Akasha, si bien la abría las puertas a Riku, algo que muy pronto entendería más a fondo. Y sin embargo en aquel instante sólo existía la amargura ante aquella reacia despedida, sintiendo el peso de la pérdida tan fresco, sin todavía entender que aquello tan esencial en su vida que acababa de irse solamente abriría nuevas puertas para él. Pero para alguien que entendía sobre la pérdida, esta despedida no se hacía menos dura, sus ojos apagados ahora observaron el cielo obscuro, y de modo bastante propio, esa noche no tenía luna. Emulaba muy bien por ello su estado actual.

De esta forma, viendo por ultima vez los ojos de su amado; esbozaría una suave sonrisa, tratando de reconfortar la devastada alma de Alastair, teniendo un ultimo pensamiento antes de desaparecer por completo. «¿Sabes, Riku? Puede que tu te quedes con esta vida, puede que incluso te quedes con todo lo que conseguí, pero... Esta alma, y estas lagrimas, se irán conmigo... Para siempre... »

Mientras el cuerpo de Akasha terminaba de desvanecerse, para así dar paso al despertar de Riku; esta no pudo evitar sentirse inquietantemente feliz al ver como aquel Wurm obsequiaba un par de lagrimas de tristeza hacia ella.

Comúnmente las conciencias/incorpóreos no reciben ninguna especie de afecto, pues su creación por si misma, únicamente se limita a proveer al usuario en estado de sueño con suficiente energía. Y sin embargo, aquella situación era distinta. Vivió momentos llenos de amor, y alegría a lado de la persona que mas había querido en todas y cada una de sus reencarnaciones; convirtiéndose incluso en madre, rompiendo por completo cualquier ley natural que rigiera su existencia. — Lo lamento... — Musito de manera resquebrajada, mientras posaba ambas manos en el rostro de su esposo. (...)

Su alma partida se sentía confusa, mientras la esencia de Akasha se esfumaba entre sus garras para darle vida a aquella durmiente Oscura llamada Riku, podía sentir un desgarrador crujido en su propia esencia, como si ese dolor terrible quisiera despertar lo más profundo de aquel Wurm del vacío que residía en su interior, mas sus agudos sentidos podían sentir y percibir a su amada dentro del cuerpo de aquella alienígena que lentamente recobraba sus sentidos, sus gritos le hacían sentir como si su garganta se desgarrara y por un momento solo salía vapor caliente, sonido mudo, dolor rebozante en sus ojos combinado con un dejo de esperanza al notar como Akasha no moría, sólo se transformaba, así como la materia del universo.

— ... Puedo sentir cómo escapa tu esencia entre mis dedos, ¡¿Qué está pasando?! — Exclamaría con fuerza el bestial hombre, al sentir como las lagrimas de ella caían, al tiempo que su rostro se mojaba del mismo modo, aquella transición, el despertar de Riku, su forma física, la otra cara de la moneda que conformaba un solo ente que eran Akasha y Riku. Rugidos de dolor surcaban los cielos mientras la bestia sentía como su amada se desvanecía cómo humo, al tiempo que su contraparte Riku despertaba en las cercanías, habiendo entonces Akasha cumplido su propósito. ¿Ese largo sueño del que ella le despertó? ¿Habría sido por el hecho de que ese era su destino? ¿Despertar ciertas entidades de sus letargos? .. Recordó sus propias palabras con dolor, una vez cumplido su propósito, el desvanecerse para seres como ellos era la norma, e inclusive inevitable. (...)