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hammurabi · M
-Se puso nervioso por el análisis que sentía recibir de ella, le recordaba al peor de los críticos observando las obras de un concurso. La sorpresa no tardó en llegar, pues no había notado que ella tuviera vehículo.- Oh, tienes una moto siendo tan jóven. -No es como si alguien pudiera parecerle viejo. A sus ojos todos son como niños.- ¡Eso es genial! -Exclamó. Luego la siguió vagamente, casi tropezando luego del primer paso, pero disimulando. Tardó unos tantos pasos de diferencia en llegar y subirse. Parecía una pluma, así que tal vez no se notaría mucho que ya estaba montado.- Disculpe, jovencita. ¿Aquí está permitido circular sin casco? -No tenía los pies apoyados en la moto, los tenía volando.-
AiriSato · 18-21, F
—Los gaijins le parecían naturalmente curiosos, pero este extranjero en particular la hacía mirarle con una indiscreta expresión de extrañeza. Lo recorría de pies a cabeza, y parecía no entender nada de sus movimientos, o de sus expresiones.— Mattaku, O-san. Si tienes el pie lastimado, no podrás llegar a la clínica solo. —hizo una pausa, y se cruzó de brazos, mirándole de soslayo.— Anda, te llevaré en la moto. —dijo, haciendo un movimiento de cabeza para que le siguiera, y en unos pasos, la adolescente se subió en la moto sobre la que estaba esperando anteriormente.—
hammurabi · M
-Era de esperarse la diferencia de altura, él es un larguirucho. Como ver un espantapájaros de carne y hueso, sobre todo por la postura tan rígida que tiene, los hombros rectos y los brazos estirados tan juntos a su torso.- O-oh, no lo sé, perdone. -Hizo una pequeña reverencia, la cual seguro ha estado repitiendo a lo largo de su corta estadía en la capital nipona. Al regresar a su rectitud, evitaba mirarla directamente.- Creo que me torcí el pie luego del primer tropiezo. -Mencionó con algo de vergüenza. Esforzándose por mantener la postura y el balance.- ¿Podría indicarme dónde hay una clínica cercana?
AiriSato · 18-21, F
—Lo veía incorporarse con el ceño fruncido, le seguía con la mirada en cada movimiento lleno de pesadez que aparentaba. Jamás había visto a un hombre así, que se viera tan falto de energía vital, ni con un semblante tan deprimente.— Nanda to...? ¿Qué tontería te dijeron? Mattaku! Oi, O-san, Tokio es una ciudad internacional, la policía y los médicos están acostumbrados a los gaijin.— explicó, desechando lo que el hombre le había dicho, y una vez que le vio sacudiéndose el traje, ella misma se puso de pie, quedando quizá a la altura del pecho del hombre; era bastante baja a comparación de él.—
hammurabi · M
¿Pervertido? No, jamás. -En ese momento si hizo contacto visual con ella, directamente a sus ojos. Era la fachada de un hombre agotado, tal vez deprimido, pero no era difícil detectar la nueva postura repleta de seriedad.- No... no me golpee, ni me apuñale. Según un amigo de L.A. la policía y los médicos no suelen tratar bien a los extranjeros. -Por cierto, su japonés es bastante malo. Una vez terminado de hablar, tomó un poco de distancia para sacudirse el traje.-
AiriSato · 18-21, F
—Poco alcanzó a ver su cara, pero fue suficiente para darse cuenta de que era un gaijin. No estando acostumbrada a ese tipo de olores, no pudo evitar estornudar, y su índice quedó frotándose la nariz ante el cosquilleo que perduraba. Cuando escuchó al mayor así de asustado se descolocó, no entendía su miedo, pues no llevaba su bat aquel día, iba como cualquier colegiala.— Oi, nani o shite iru, O-san? ¿Por qué te golpearía? ¿Acaso eres un pervertido?
hammurabi · M
-Al acercarse es obvio el aroma de su perfume italiano. Un poco ácido, pero sin perder el dulzor de las naranjas. Lástima que es lo único fino que le queda, ya que incluso tiene la cabeza pegada a la tierra.- No estoy bo-borracho, por favor no me golpee. -Se reincorpora de a poco, con la cabeza escondida entre sus hombros de forma temerosa.-
AiriSato · 18-21, F
—Hizo una mueca al verlo caerse de nueva cuenta, y entonces guardó su móvil, y se incorporó, dando unos pasos al frente, tan solo para sentarse en cuclillas frente a él.— Oi, O-san… No deberías salir al parque cuando estás ebrio.—
hammurabi · M
-Su barba esconde bien el rubor de vergüenza. Trata de no mirarla, sabe que en Japón es de mal gusto, y que sólo los delincuentes son tan directos. No dice nada, sólo adelanta el paso hasta que se tropieza de nuevo. Suerte que no se sacudió la tierra del traje.- ¡Ah!
AiriSato · 18-21, F
—Miraba con el ceño fruncido al sujeto, que se levantaba y no decía nada.— Nanda to…? —musitó para sí misma, y siguió los pasos ajenos con la mirada.— Oi, ¡si estás borracho deberías tener más cuidado, O-san! —le gritó.—
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