Leyó el mensaje en el que Emma le confirmaba que iría aquella noche, y saltó del gusto; pero en seguida recordó lo nerviosa que eso la ponía. Entre gruñidos y risitas, continuó limpiando su habitación, y cuando estuvo satisfecha, corrió a ayudarle a su madre con el resto de la cena.
Veía su celular a cada rato, y cuando Emma avisó que había llegado, corrió bruscamente, se puso los zapatos, cruzó el patio, y respiró profundamente cuando estuvo a punto de abrir la puerta. Nada podía salir mal, después de todo, su padre no estaba, y eso haría la velada ligera y disfrutable. —Okaeri, Emma!
(...) Cuando al fin pudo vislumbrar el interior de aquella habitación, quedo en silencio por unos momentos. No era exactamente cómo lo imagino, pero sin duda era una habitación que representaba a la azabache muy bien. —¡Que bonito! Tu cuarto es genial, Airi. ¿El lila es tu color favorito? Lo tendré en cuenta. — Entró al lugar y comenzó a inspeccionar lo que podía. Admiraba el buen gusto que tenia la chica no sólo para vestir, pero parece que también para la decoración. ¿Acaso sería influencia de trabajar en una florería? Se llegó a cuestionar.
